Carretera de la Corniche (De Hendaye a Saint-Jean-de-Luz, Francia)

martes, 3 de febrero de 2015

Plage d'Hendaye (Pyrinées-Atlantiques, France)
Playa de Hendaye


Château d'Abbadia (Hendaye, Francia)
Château d'Abbadia


Bestiario
Bestiario del Château d'Abbadia


Route de La Corniche (Urrugne, France)
Route de La Corniche, Urrugne


Fort de Sokoa (Ciboure, Francia)
Fort de Sokoa, Ciboure


Port de Sokoa (Ciboure, Francia)
Puerto de Sokoa


Frontón
Frontón en Sokoa


Rues de Saint-Jean-de-Luz (Aquitaine, France)
Calle de Saint-Jean-de-Luz


Plage de Saint-Jean-de-Luz (Aquitaine, France)
Playa y rompeolas de Saint-Jean-de-Luz


A medida que vas viajando y empiezas a conocer sitios lo normal es que se vayan diluyendo un poco los recuerdos y sólo quedan en tu memoria aquellos que realmente tienen personalidad, que tienen algo que los hace diferentes.

En lo que a carreteras se refiere hay un puñado de tramos que se quedan ahí: la carretera de Agaete a La Aldea de San Nicolás en Gran Canaria; la de Calamocha a Calatayud siguiendo el Jiloca entre Teruel y Zaragoza; la de Sa Calobra en Mallorca; la de Noia a Fisterra en A Coruña... y también la de La Corniche, que va desde Hendaye hasta Saint-Jean-de-Luz, a un paso de la frontera de Irún.

Y es una pena que mucha de la gente que se acerca a conocer esta localidad francesa pague un peaje y se pierda esta pequeña y hermosa carretera litoral, sobre acantilados de flysch (un tipo de roca sedimentaria) y con hermosas vistas al mar y a los prados.

Hay dos formas de hacer el recorrido: a pie, por un sendero habilitado que empieza en Hendaye (Hendaia), o por carretera, un poco más arriba en una rotonda cerquita del Château d'Abbadia. Antes de empezar la ruta propiamente dicha podemos dar un paseo por la playa de la villa y ver la desembocadura del Bidasoa, con Hondarribia guardando la orilla española justo enfrente.

El Château d'Abbadia sería lo primero a visitar. Se trata de un castillo construido por deseo de Antoine d'Abbadie d'Arrast, antropólogo, explorador, lingüista y astrónomo y que lo convirtió en un edificio singular, con un gran bestiario repartido por sus muros y un observatorio astronómico decimal (400º divididos en decigrados en lugar de los 360º habituales divididos en minutos), lo que lo convierte en una auténtica rareza ya que es único en el mundo.El castillo pasó a manos de la Academia de las Ciencias de Francia y ahora lo gestiona el municipio de Hendaya. Por ello el recinto puede ser visitado y se puede pasear por sus jardines y alrededor del edificio sin tener que pagar entrada.

Continuando por la carretera entraremos en el municipio de Urrugne (Urruña), pronto nos encontraremos con diferentes miradores sobre el flysch, con buenas vistas del mar y facilidad para recorrerlo debido al sendero que va en el escaso margen entre carretera y acantilado. Algo que me encantó de esta zona fue el contrapunto que daban los pastos y bosques que estaban al otro lado de la carretera.

El flysch, que existe en muchas partes y que ya vimos en la ruta de Portugal de Norte a Sur (III), en la zona del Alentejo y Algarve (Cabo Sardão o Baía dos Tiros, por ejemplo), consiste en una roca sedimentaria en la cual las capas duras se alternan con otras más blandas, lo que hace que la erosión sea un poco peculiar y veamos algunos acantilados lisos y que parecen haber sido fabricados por la mano del hombre.

Al terminar la carretera en si estamos en el municipio de Ciboure (Ziburu) y aquí hay bastantes sitios donde comer a un precio razonable (para lo que es Francia) a un paso del Fort de Sokoa, una pequeña fortificación perteneciente al estado francés construida por Enrique IV con el objetivo de
dar refugio a los barcos, proteger sus costas y amenazar las españolas. Tengo entendido que buscan comprador para él.

Las casas que rodean esta zona están cortadas por el mismo patrón que las que hay en Euskadi, y es que estas tierras son el Iparralde o País Vasco Francés. Es fácil ver ikurriñas y otras tradiciones como el frontón para jugar a la pelota son bien visibles para el visitante y no es raro escuchar a gente hablando en euskara.

Y el camino termina en Saint-Jean-de-Luz, una preciosa villa que merece una visita pausada ya que tiene un casco histórico magníficamente bien conservado y un paseo por delante de la playa que merece la pena.

Aunque Saint-Jean-de-Luz nunca ha tenido una muralla el paseo está hecho con esa forma . Posiblemente tuviesen en mente una funcion militar al construirla, pero lo cierto es que el principal enemigo al que ha tenido que enfrentarse es al mar, cuya violencia durante los temporales invernales estuvo a punto de hacer desaparecer la población. De hecho, en 1713 una fuerte tempestad hizo desaparecer un barrio entero y sumergió al convento de las ursulinas.

Esto se explica porque Saint-Jean-de-Luz está situada en un entorno adverso, construida sobre dunas, entre el mar y las marismas. El hecho de ser el único puerto abrigado en territorio galo en muchos kilómetros justificó la enorme (para la época) inversión del estado francés en la construcción de rompeolas que permitió su subsistencia y también su prosperidad.

Dentro de la ciudad, hay que decir como curiosidad que en la iglesia de Saint Jean Baptiste hay una puerta tapiada como homenaje a Luis XIV, que contrajo matrimonio en ella con María Teresa de Austria. Tres años espués del enlace la puerta fue cegada, aunque la inscripcion nos lleve a pensar otra cosa.

Por último, mencionar que aquí se produjo el embarque de los civiles y militares polacos que quedaban en Francia tras el desastre de Saint-Nazaire, durante la invasión germana de principios de la II Guerra Mundial.


El Mapa

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