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Del Gêres al Lago de Sanabria (II): De Chaves al Lago de Sanabria

sábado, 13 de agosto de 2011

Vidago (Chaves, Portugal)
Vidago (Chaves, Portugal)

Terra de Bragança (Portugal)
Terra de Bragança

Domus municipalis (Bragança, Portugal)
Domus municipalis (Bragança, Portugal)

Una granja dentro de la muralla (Bragança, Portugal)
Bragança

Castelo de Bragança (Portugal)
Castelo de Bragança

Castelo de Bragança (Alto Trás-os-Montes, Portugal)
Bragança

Montesinho (Vinhais, Alto Trás-os-Montes, Portugal)
Montesinho

Con un pie en dos países
Frontera Vinhais (PT) - Hermisende (ES)

Castillo de Puebla de Sanabria (Zamora, España)
Castillo de Puebla de Sanabria

Puebla de Sanabria (Zamora, España)
Puebla de Sanabria

Lago de Sanabria (Zamora, España)
Lago de Sanabria

Lago de Sanabria (Zamora, España)
Lago de Sanabria


En esta segunda parte de la ruta el paisaje va a cambiar mucho. Vamos a alejarnos de las montañas del Gêres, que forman parte del Portugal húmedo y vamos a adentrarnos en una sucesión de paisajes un poco diferentes.

Cuando hice esta ruta pasé la noche en Chaves en el Residencial Bem Estar, que estaba en muy buenas condiciones (todo nuevo y limpio) y por un precio más que razonable (30€/noche en junio de 2011, alojamiento y desayuno).

Nuestra primera parada va a ser Vidago, una villa que conoció su mayor esplendor a finales del siglo XIX, justo después de que se descubriese que sus aguas tenían propiedades terapéuticas, lo que llevó a su explotación turística y comercial. Llegó a haber varios hoteles de buen tamaño, si bien hoy en día sólo he visto uno de ellos en activo, el Gran Hotel y un par de ellos abandonado (el que veis en la foto y otro en el centro del pueblo). El Gran Hotel se puede visitar, creo que desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. En su recinto no se pueden hacer fotos.

En la anterior entrega decía que el hecho de que la carretera tuviese tanta curva iba a tener cierta influencia en esta ruta y el caso es que a estas alturas a mi no me apetecía ir por una carretera con demasiada curva y también me apetecía un pequeño cambio de paisaje.

Así que tomé una serie de carreteras secundarias hacia Murça, y aunque me gustó mucho el paisaje no vi ningún sitio "especial" para hacer una foto. La idea era llegar hasta una vía rápida que comunica Bragança con Porto. Bien, pues esta fue una pésima idea: resulta que en el momento de pasar yo había obras de ampliación de dicha vía para convertirla en autovía (o tal vez autopista, que Portugal está en un proceso de convertir todas sus vías de alta capacidad en vías de peaje). Resumen, que me aburrí de obras, desvíos y atascos, pero al final se llega a Bragança, aunque uno lo haga más bien harto.

Al llegar a Bragança recorrí un poco sus calles mientras me aproximaba al castillo, que domina la localidad desde una colina. La idea de construir este castillo fue doble: por un lado se protegía la ruta que comunicaba Porto, una de las ciudades más importantes de Portugal, con Zamora, una de las más importantes del Reino de León. Por otro lado, el reino luso necesitaba un castillo importante que protegiese el noreste del país de lo que pudiesen hacer los leoneses (y más tarde castellanos) desde el castillo de Sanabria.

Lo que era la vieja Bragança vivía dentro de los muros de la fortaleza. Hoy en día es un barrio supertranquilo, con aire más de pueblo que de ciudad. Paseando por sus calles uno no tiene la sensación de estar en la población más importante del noreste de Portugal... más bien parecen las calles de un pueblo cualquiera en lo más profundo del país. Con decir que hasta hay una granja con sus terrenos dentro de los muros...

En cuanto al castillo, al construirlo posiblemente nadie pensaría que sus muros darían origen a la última dinastía reinante de Portugal, los Bragança, en cuyo momento de máximo esplendor fueron reyes de Portugal y los Algarves y emperadores de Brasil. El fundador de la Casa de Bragança era hijo ilegítimo de un Rey, João I. Lo que son las cosas, también era hijo ilegítimo y fundador de una dinastía, la de Avis, tras la independencia de Castilla e. Sin embargo los Bragança no serían casa reinante hasta Jõao IV, ya en el siglo XVII... también después de una guerra de independencia contra Castilla.

Otros dos puntos interesantes dentro de las murallas del castillo son el pelourinho, una representación escultórica muy típica dentro del norte de Portugal que vendría a ser como una especie de símbolo de la localidad en la que se encuentra y sobre todo, la llamada Domus Municipalis, que se trata de un edificio de planta cuadrada y que resiste muy bien el calor exterior manteniendo una temperatura muy agradable en su interior y que nadie sabe para qué se construyó. Se sabe que en algún momento fue sede del poder municipal de Bragança y también que sirvió de cisterna para almacenar el agua de la lluvia, elemento crucial cuando el castillo estaba sitiado, pero la finalidad real es desconocida.

Dejando Bragança vamos a tomar las tierras de Montesinho, un parque natural que tiene fama de ser la parte más salvaje del país (a mi no me lo pareció, pero bueno...). Aquí debo indicar que la carretera que voy a indicar para la ruta no es la que cogí yo, que utilicé la que va de Bragança a Hermisende, ya en España, pero para ir a Puebla de Sanabria hay una carretera directa. Sobre el mapa es mejor carretera y debe tener un trazado más bonito (y verde) que el que seguí yo. Si alguien va por ella que me deje un comentario (y unas fotos, si puede ser)

Entonces, la parte que vi del Montesinho tenía zonas muy bonitas de bosque de roble o de rebollo, pero también amplias áreas cultivadas y mucha plantación de castaño para explotación de su fruto. No es que me pareciese particularmente atractivo, pero me quedaron ganas de conocerlo mejor: no puede ser que entre lo que vi y la descripción haya tanta diferencia. La parte que más me gustó es la línea fronteriza de España y Portugal, con la carretera yendo casi paralela durante unos centenares de metros a la red de marcos fronterizos.

Llegando a Puebla de Sanabria recomiendo callejear un poco por sus calles, preciosas en piedra y con buena muestra de arquitectura tradicional gallega (vale, es Castilla y León, pero la forma de las casas es típicamente gallega), mientras nos dirigimos a su castillo, que alberga una exposición muy intersante acerca de la comarca y su historia, y también de la relación entre Sanabria y Bragança. Al igual que su homólogo bragantino, el castillo de Sanabria también protege una antigua ruta comercial: la que unía el sur de Galicia con el corazón de los reinos de León y Castilla. De ahí la importante relación que surgió entre ambos lugares: a veces enemigos, a veces socios comerciales, pero siempre vecinos.

Pero lo que realmente atrae el turismo a estas tierras no es el castillo de Sanabria, sino el Lago de Sanabria, la mayor masa de agua de origen glaciar de la península y que se sitúa entre los municipios de Galende, Cobreros, Trefacio y Porto. Hoy en día su aprovechamiento turístico es una importante fuente de ingresos para los municipios ribereños, que lo han dotado de playas, instalaciones tales como baños públicos y hasta un catamarán para travesías por sus aguas.

Se trata de la mejor zona de España para estudiar el fenómeno del glaciarismo, y por eso no es raro ver misiones científicas explorando sus orillas y sus fondos, tan ricos de misterios... y de tragedias.

En algún lugar deben estar los restos de muchos de los vecinos de Ribadelago, una aldea que casi fue borrada de la faz de la tierra por la rotura de la presa de Vega de Tera, que se llevó a 144 de sus 549 habitantes, recuperándose tan sólo 28 cuerpos, y dando origen a una campaña solidaria de rango internacional.

Tiene algo de irónico lo que pasó a continuación. Veréis, Ribadelago fue fundado durante la Reconquista por colonos cristianos que venían de Córdoba huyendo de las persecuciones a que eran sometidos por los musulmanes.

Bien, pues cuando se construyó Ribadelago Nuevo, o de Franco, en honor al magnánimo dictador que con su generosidad financió su construcción (a cuenta del presupuesto del Estado) se hizo la cagada de basarlo en el típico pueblo andaluz... lo que está completamente fuera de lugar aquí, en plena montaña de Sanabria. Y encima el emplazamiento fue muy criticado por los habitantes porque al parecer es una zona sombría y húmeda. Y además los responsables del hundimiento se fueron de rositas y la empresa eléctrica parece ser que nunca pagó las indemnizaciones. De traca, vaya. Typical spanish.

El Mapa
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Del Gêres al Lago de Sanabria (I): De Terras de Bouro a Chaves y Verín

lunes, 8 de agosto de 2011

Albufeira da Caniçada (Terras de Bouro, Portugal)
Albufeira da Caniçada


A seca en Montalegre (Trás-os-Montes, Portugal)
Albufeira de Venda Nova


Casa do Concelho (Chaves, Portugal)
Casa do Concelho, Chaves


Ponte romana de Chaves (Alto Trás-os-Montes)
Ponte romana de Chaves


Castelo de Chaves (Trás-os-Montes, Portugal)
Castelo de Chaves


Castelo de Monterrei (Ourense, Galicia)
Castelo de Monterrei


Castelo de Monterrei (Ourense, Galicia)
Castelo de Monterrei


Esta ruta es una extensión de las dos anteriores, en las que habíamos recorrido las sierras de A Peneda y Gêres. Con esto se cierra (hasta cierto punto, queda mucho por ver) una ruta mayor que va casi siguiendo la frontera desde Viana do Castelo hasta el final del recorrido de hoy.

Vamos a iniciar el recorrido en Río Caldo, cerca del final de la ruta anterior, y en lugar de tomar la dirección de la frontera española por Vilar da Veiga y Vila do Gêres, seguiremos la carretera que une Chaves con Braga, lo que nos va a llevar por una carretera extremadamente llena de curvas. Tiene el tamaño de una carretera nacional española, pero muchísimas curvas. Tantas que llega a aburrir (de hecho, tiene su influencia en la segunda parte de esta ruta).

Lo bueno de este tramo, casi siempre en ascenso, es que tendremos la oportunidad de ver increíbles vistas sobre los valles y sobre los embalses que se construyeron en esta zona y que representan un porcentaje bastante apreciable de la capacidad de generación eléctrica del país.

Al igual que en el caso de Galicia, esta enorme explotación de sus recursos naturales no se nota después tanto a la hora de las inversiones, siendo el norte portugués una zona no ya deprimida económicamente, si no directamente discriminada a la hora del reparto presupuestario o a la hora de efectuar recortes. En efecto, el norte portugués ha sido el primer lugar donde el gobierno luso ha convertido las autovías en vías de peaje... lo cual para una región que depende mucho del comercio con España significa una reducción de ingresos importante. Luego los portugueses del norte emigran... normal.

Antes decía que lo bueno de esta ruta es que tiene unas vistas estupendas. Lo malo es que casi ninguna de ellas puede ser disfrutada con el coche parado. A la hora de construir las carreteras no se dejó espacio ni para miradores, ni para pequeñas áreas de descanso que un conductor agotado pueda aprovechar. En una carretera como esta un área de descanso salva vidas.

La carretera continúa evolucionando por toda esta zona de montañas, dándonos preciosas vistas sobre la Albufeira da Caniçada, que es la que cruza Río Caldo, la de Salamonde y la de Venda Nova. Por esta zona parece que están construyendo un túnel de varios kilómetros al que no le veo mucho sentido, ya que no parece ahorrar gran cantidad de tiempo o distancia sobre el trazado actual, así que cuando esté construido, yo recomendaría ir por la vieja carretera para poder disfrutar del paisaje. Al fin y al cabo, estamos de ruta.

En los años de sequía los embalses presentan un aspecto bastante feo. Sólo os pongo una foto bastante reveladora, pero tengo otras donde se ve que la mengua de superficie inundada es muy importante.

Otra cosa interesante que hay por aquí es el Ponte da Misarela o Ponte do Diabo. Sólo la vi en carteles y fotos pero tiene muy buena pinta. Me di cuenta de los carteles cuando ya me había pasado unos cuantos kms del sitio y no me apetecía dar la vuelta.

El siguiente embalse es del de la Albufeira do Alto Rabagão, muy cerca de una ruta que ya habíamos hecho, la de Montalegre y Pitões das Júnias. Esta albufeira parece un pequeño mar y hasta parece que tiene alguna explotación piscícola (desde el coche y desde lejos parecían bateas).

Y por fin llegamos a Chaves, nuestra primera parada de la ruta. Se trata de una ciudad con una historia antiquísima, anterior incluso a la llegada de los romanos. Pero fueron ellos los que la situaron en el mapa con el nombre de Aqua Flaviae y aún hoy Chaves posee un interesante legado de tiempos del imperio, como el puente con sus miliarios o las termas. Asimismo, de los tiempos de las guerras con España tenemos el fuerte de São Francisco, convertido hoy en hotel, o el castillo, que hoy es un museo y posee unas vistas estupendas sobre la comarca. Y por supuesto, se puede dar un paseo por su centro histórico, magníficamente conservado o por el parque que han construido a orillas del Támega.

Llegados a este punto, cruzar la frontera e ir al castillo de Monterrei, al lado de Verín no es mala idea, aunque sólo sea para visitar al rival del castillo que acabamos de ver. El castillo de Monterrei queda en lo alto de un pico que le da una vista excepcional sobre la comarca circundante y tiene también una historia amplia y muy interesante, más incluso desde el punto de vista cultural, que militar (a pesar de las muchas batallas aquí libradas). Y es que en este castillo, entre otras cosas, operó la primera imprenta de Galicia.

Vamos a dejar la ruta por aquí para no hacer el artículo demasiado largo. En la siguiente entrega, recorreremos Vidago, las tierras que van hacia Murça, Bragança, el Montesinho y Sanabria, ya en España.

El Mapa
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Parque Nacional A Peneda- Gêres (II) (Portugal)

miércoles, 23 de febrero de 2011

Caminho de Brufe (Terras de Bouro, Portugal)
Caminho de Brufe


Vilarinho da Furna (Terras de Bouro, Portugal)
Embalse de Vilarinho da Furna


Estrada de Vilarinho da Furna (Terras de Bouro, Portugal)
Estrada de Vilarinho da Furna


Embalse de Vilarinho das Furnas (Terras de Bouro, Portugal)
Embalse de Vilarinho das Furnas


Barragem de Vilarinho das Furnas (Terras de Bouro, Portugal)
Embalse de Vilarinho das Furnas


São Bento da Porta Aberta (Terras de Bouro, Portugal)
São Bento da Porta Aberta


Un paseo por las nubes
Albufeira da Caniçada


Río Caldo (Terras de Bouro, Portugal)
Albufeira da Caniçada desde Río Caldo



Vila do Gerês (Terras de Bouro, Portugal)
Vila do Gerês


O Río Arado (Terras de Bouro, Portugal)
Valle del Río Arado (Ermida)


Cascatas do río Arado (Ermida, Terras de Bouro - Portugal)
Cascada del Arado


Río Arado (Terras de Bouro, Portugal)
Poza en el río Arado


Estrada de Portela de Homem (Terras de Bouro, Portugal)
Estrada de Portela de Homem


Portela de Homem (Terras de Bouro, Portugal)
Alfándega de Portela de Homem


Nuestra segunda etapa por tierras del único Parque Nacional que existe en Portugal comienza donde lo dejamos en la etapa anterior: a orillas del río Lima, muy cerquita de Ermelo.

En esta segunda etapa nos adentraremos en el Gerês propiamente dicho, tras haber hecho un trayecto por tierras de A Peneda, siempre en el concelho de Terras de Bouro.

Esta segunda parte va a ser muy cortita, pero con bastantes cosas para ver. Para empezar seguiremos el curso del Lima hacia Ponte da Barca, hasta un lugar llamado Entre-Ambos-os-Ríos, en el que no me detuve por falta de tiempo pero que me llamó un poquito la atención por su paisaje.

La carretera que comienza aquí va a adentrarse en el Gerês y dispone de unos pasajes bastante desolados, muy tristes en comparación con las más majestuosas formaciones de A Peneda. Piedra quebrada, formas más suaves y un terreno bastante pelado, a ratos jalonado de restos de madera quemada en incendios nos transmite una sensación bastante triste. Y el hecho de encontrarnos con algunos tramos de adoquín me hizo sentir como si hubiera retrocedido 30 años de golpe.

Nuestra primera parada será Brufe, una pequeña aldea de montaña que trata de mejorar su economía en base a explotar el turismo. Así, algo de artesanía, alojamiento, más algunas rutas de senderismo para poder ver su patrimonio histórico, como su Foxo do Lobo, que era una construcción, un foso, que se empleaba para matar a los lobos: los pastores los perseguían, llevándolos hasta el hoyo donde quedaban atrapados y eran sacrificados.

Más adelante la carretera comienza a bajar por un valle desde el que podremos ver el embalse de Vilarinho das Furnas, en medio de un paraje de rocas quebradas por los elementos. Esto hace que la conducción sea peligrosa, hasta cierto punto, ya que en las partes más bajas de la carretera es posible que algunas piedras caigan sobre el asfalto. Mejor ir despacito y no hacer mucho ruido.

El embalse de Vilarinho das Furnas recibe su nombre de la aldea que hoy descansa en su lecho y que puede ser vista algunos veranos cuando el nivel del agua es bajo. Se trataba de una aldea de montaña en el fondo del valle. Lo que en principio era una forma de protegerse contra los duros inviernos de la zona se convirtió en la condena del pueblo cuando el gobierno portugués decidió aprovechar las aguas del Río Homem, un tributario del Cávado. Existe una película documental que cuenta los últimos días de este pueblo.

Bordeando el embalse tenemos una pista de tierra que nos llevaría hasta Portela de Homem, nuestra última parada, pero es mejor olvidarnos de ella y dirigirnos un poco hacia el sur, hacia Campo do Gerês, una freguesía que ha sabido aprovechar muy bien el turismo y los deportes de montaña: existen negocios de alquiler de caballos, deportes de aventura con tirolinas y demás, alquiler de bicis, etc. Los bosques de esta zona son preciosos, atravesados por mil arroyos de agua transparente.

Y pasando del turismo de aventura, podemos ir hacia otro tipo de turismo: el turismo religioso. Porque no demasiado lejos está el Santuario de São Bento da Porta Aberta, que sería el otro gran polo de devoción popular tras el santuario de Nossa Senhora da Peneda que vimos en la etapa anterior. Son dos templos, uno de arquitectura más clásica, y el otro uno de esos abortos arquitectónicos que suelen ser las iglesias modernas. Desde aquí tenemos una vista muy buena del valle en el que se enclava la Albufeira da Caniçada, el mayor embalse del municipio, y desde aquí ya se puede ver el puerto deportivo de Río Caldo.

Bajando por la carretera hasta Río Caldo, descubrí que el puerto deportivo, y la decoración de los puentes me recordaban a alguna de las zonas mas exclusivas de las Rías Baixas, como A Toxa (salvando las distancias, claro). En este puerto y en otro cercano, además de las lanchitas deportivas y demás, también se pueden alquilar canoas, con lo cual los amantes de los deportes náuticos que también sean aficionados a la montaña estarán en su salsa.

Ya hemos visto que Terras de Bouro tiene etnografía, deportes náuticos, de montaña, de aventura, senderismo, bosques... ¿qué le falta?

Pues turismo de balneario. Y esta fue la penúltima sorpresa que me brindó Terras de Bouro: también tiene un pueblo-balneario. Se trata de Vila do Gerês, Gerês a secas o Termas do Gerês. Lo he visto indicado de las tres formas por internet, aunque el primero de los términos es el que estaba en las señales de tráfico.

La arquitectura es realmente maravillosa en los edificios más antiguos y está llena de hoteles y otros establecimientos hosteleros. Es como un Mondariz-Balneario en pequeñito.

Nada más salir del pueblo hay una carretera que indica "Cascata do Arado" (catarata del Río Arado) y "Ermida". Este va a ser nuestro último desvío antes de regresar a España, pero merece la pena. Atención porque en la ruta de más abajo en Google Maps no está marcado el lugar porque la carretera no está recogida en su cartografía.He añadido un segundo mapa para localizarlo.

Se trata de un trayecto de unos 11 kms más o menos hasta un cruce donde tenemos que decidir entre ir a Ermida o a las cascadas. Podemos aparcar aquí y acercarnos a un mirador que está señalizado y tiene una vista preciosa del valle del Arado.

A partir de este punto y en dirección a las cascadas el camino deja de estar asfaltado y se trata de una pista de tierra con buena pinta y bastante ancha... pero en cuanto te metes en ella te das cuenta de que tiene unos baches bastante profundos y hay que ralentizar mucho la marcha para no castigar el coche demasiado, y un poco más adelante veremos un puente, en cuyos alrededores deberíamos aparcar. Ya hemos llegado a la cascada del río Arado, que en algunos lugares veréis marcada como "cascata de Tahití".

A partir de aquí, si es verano, podemos avanzar río arriba por el cauce del Arado hacia la cascada, o bien subir por unas escaleras que sabe Dios quién pondría ahí, pero debía ser muy alto, porque son escalones bastante grandes. Por este camino tendremos unas vistas muy bonitas de la cascada, y también, desde lo alto, del valle del río.

Desde este punto, en lo más alto del camino, parten varias rutas de senderismo por el Gêres, incluyendo una que va hasta España y de la que me hablaron bien (pero no hice). Sé que río abajo hay otra cascada, tal vez a un kilómetro o kilómetro y medio, pero ya lo descubrí cuando me iba, así que tendré que ir en otra ocasión, aunque la pinta que me tenía era realmente interesante.

Y de aquí a la frontera, una carretera estrechita y preciosa rodeada de unos bosques que me enamoraron, con varios ríos y regatos y con una pequeña cascada casi al final, a unos 500 metros de la frontera de Portela de Homem, que aparece abandonada (la parte española amenazando ruina, la portuguesa recuperada, pero sin uso aparente.

Y si nos quedamos con las ganas de ir a las termas, podemos adentrarnos en Lobios unos kilómetros hasta el lugar de Bubaces, donde a orillas del Río Caldo (no confundir con el que pasamos en Terras de Bouro) tenemos una pequeña piscina de agua caliente muy apreciada a un lado y otro de la frontera.


El Mapa
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Parque Nacional A Peneda- Gêres (I) (Portugal)

lunes, 24 de enero de 2011

Melgaço (Minho, Portugal)
Melgaço


Castelo de Melgaço (Minho, Portugal)
Melgaço


Mosteiro de Fiães (Melgaço, Portugal)
Mosteiro de Fiães


Porta de Lamas de Mouro (Melgaço, Portugal)
Porta de Lamas de Mouro


A Serra da Peneda (Melgaço, Portugal)
Porta de Lamas de Mouro


Santuario da Peneda (Arcos de Valdevez, Portugal)
Santuario da Peneda


Gavieira (Arcos de Valdevez, Portugal)
Gavieira


Adrão (Arcos de Valdevez, Portugal)
Adrão (Gavieira)


Os espigueiros de Soajo (Arcos de Valdevez, Portugal)
Os espigueiros de Soajo


Streets of Soajo (Arcos de Valdevez, Portugal)
Calles de Soajo


Mosteiro de Ermelo (Arcos de Valdevez, Portugal)
Mosteiro de Ermelo

Espigueiros de Lindoso (Ponte da Barca, Portugal)
Espigueiros de Lindoso


Castelo de Lindoso (Ponte da Barca, Portugal)
Castelo de Lindoso



Cuando la gente se plantea el irse a Portugal frecuentemente piensa en sus playas o sus dos grandes ciudades, Oporto y Lisboa. Pero Portugal cuenta con grandísimos atractivos en su interior que son aún más ignorados, si cabe, que el resto del país.

La ruta que vamos a tratar aquí ha sido uno de mis pecados de los últimos años, puesto que hace bastante que me la planteaba y no la hice hasta ahora, cuando por fin me he decidido a coger el coche y hacer un pequeño recorrido por el único Parque Nacional del país.

Es una ruta para tomarse con calma: a pesar de la estimación de Google Maps, la ruta lleva su tiempo... tanto que hacerla en un día es un poco justo: no te da tiempo a ver nada de nada. De hecho, hay tantas cosas que contar que voy a dividir la ruta en dos partes, cubriendo una las terras de A Peneda y la segunda se dedicará a la Serra do Gêres.

Partimos de Melgaço, villa balnearia, y famosa por sus vinhos verdes y su lamprea. Para los habituales del blog le sonará porque ya se había visto en alguna otra ruta. Del patrimonio histórico de la capital del municipio podemos destacar los restos de su castillo, que es la fortaleza (y el municipio) más septentrional de Portugal. Para acceder a Melgaço podemos utilizar su puente internacional, que la une a la villa pontevedresa de Arbo.

Si seguimos la carretera en dirección a São Gregorio encontraremos un desvío hacia Lamas de Mouro y el Parque. Normalmente la gente nos dirá que vayamos por aquí... pero entre que los GPS dicen que es un camino más lento (y me inclino a darles la razón en este caso) y que hay cosas que ver por el otro camino, seguiremos un poquito más hasta la salida de Fiães.

Y en Fiães está  nuestra segunda parada del día, los restos de su monasterio que básicamente se reducen a unas cuantas ruinas y a la iglesia parroquial, que en su momento lo fue del monasterio. Hoy en día es un templo que sirve a una freguesía de unas 300 personas, pero en el pasado fue un poderoso e influyente centro monástico con 20 abadías y numerosos cotos repartidos por Galicia y las regiones portuguesas de Minho y Tras-os-Montes. Se decía que el segundo hombre más poderoso del país (tras el rey, obviamente) era el Abad de Fiães.

Un poco antes de Lamas de Mouro hay un desvío a Castro Laboreiro, casi en la frontera con España. Se trata de una freguesía de Melgaço con bastante historia y un par de curiosidades, como el haber sido municipio independiente (minúsculo y muy pobre) o el de albergar a la entidad de población portuguesa situada a más altura (Curral do Gonçalo)... pero sobre todo por tener una raza de perro propia, el Perro de Castro Laboreiro (el enlace en portugués es muchísimo más completo). Pero no subimos hasta aquí para ver perros o para tocar el techo habitado del país, si no para ver el Castelo de Castro Laboreiro, del que quedan sólo unas ruinas pero que fue crucial para la independencia Portuguesa durante varios siglos, conteniendo a las tropas leonesas y castellanas en varias ocasiones.

Volviendo a nuestra ruta, al llegar a Lamas de Mouro tendremos el acceso al Parque Nacional. Un agradable bosque de coníferas con pequeños riachuelos que se ha acondicionado como área recreativa nos da la bienvenida al Parque. A partir de aquí veremos formaciones rocosas bastante majestuosas y de gran belleza, mientras avanzamos hacia el Santuario de A Peneda, dejando atrás el concelho de Melgaço y entrando en el de Arcos de Valdevez. Mucho cuidado a partir de aquí: detrás de cualquier curva te puede salir un coche, una vaca, un caballo, una señora mayor... aquí más que nunca mucha concentración al volante.

Se trata de un edificio terminado en el siglo XIX y que cuenta con numerosos adeptos a sus romerías. Desde aquí parten varias rutas de senderismo, de las cuales la más famosa es la que parte desde detrás del templo hasta los penedos que se encuentran monte arriba (unos 45 minutos de subida). Al final del camino se encuentra un pequeño embalse, cuyas aguas son las que alimentan una cascada que se desliza hasta un lateral del santuario y una campa donde pastan las vacas de los habitantes del pueblo. Desde allí hay unas muy buenas vistas del valle y de la población.

Nuestro camino va a continuar por el valle (mejor retroceder y cruzar al otro lado del río) y seguiremos hasta Rouças (me temo que no está señalizado... o yo no lo he visto) y luego tomar un desvío hacia Gavieira y seguir hasta el siguiente pueblo, São Bento do Cando, desde donde hay unas vistas bastante buenas del valle, con una espectacular ladera granítica que debe hacer las delicias de los amantes de la escalada. Podemos seguir unos kilómetros más hasta un cruce, sólo por ver el paisaje, pero al terminar debemos desandar el camino hasta Rouças y continuar hacia el sur, hacia Adrão (pueblo con muchas casas abandonadas y un refugio que urge restaurar) y Soajo, cuyos hórreos (espigueiros) forman un conjunto histórico muy peculiar y merecen una visita. Además es interesante callejear por el casco urbano y ver cómo adaptaron las construcciones a la realidad del terreno, lleno de penedos graníticos. Y también se puede visitar el pelourinho, tal vez emblema del municipio que encabezó durante varios siglos.

¿Os acordáis del perro de Castro Leboreiro? Pues en Soajo lo llaman "cão de Soajo" y dicen que los de Castro Leboreiro se lo han robado. Soajo tiene una idiosincrasia muy marcada y se recuerda mucho que un día fueron un ayuntamiento independiente.

Y pasando Soajo ya casi estamos en el final de esta primera etapa, los restos del monasterio de São Bento de Ermelo del que no he encontrado demasiada información, pero al igual que en el caso de Fiães sólo parece quedar la iglesia en pie. Una curiosidad de esta pequeña población encaramada en una de las riberas del río Lima (o Limia en su  tramo gallego) es la cantidad de naranjos que cultivan los lugareños.

Podemos terminar esta primera parte haciendo una pequeña parada en la antigua central hidroeléctrica de Lindoso, nada más cruzar el río. Necesita un pequeño mantenimiento, pero es una parada interesante para aquellos a los que les gusta la arquitectura industrial.

O podemos continuar un poco más y acercarnos hasta Lindoso, unos cuantos kilómetros río arriba, donde podemos ver su castillo y su conjunto de espigueiros, aún más grande que el de Soajo

El Mapa
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Mosteiro de Pitões das Júnias, Montalegre (Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal)

jueves, 9 de julio de 2009

Sta Maria das Junias, Montalegre (Vila Real, Portugal)
Sta Maria das Junias

Mosteiro de Pitões das Júnias, Montalegre (Vila Real, Portugal)
Mosteiro de Pitões das Júnias

Moinho do Mosteiro de Pitões das Júnias (Montalegre, Vila Real)
Moinho do Mosteiro

Pitões das Junias, Montalegre (Vila Real, Portugal)
Acceso al monasterio

Montalegre, Vila-Real (Trás-os-Montes e Alto Douro, Portugal)
Montalegre

Igreja de Sta María do Castelo, Montalegre (Vila-Real, Portugal)
Sta María do Castelo

Castelo de Montalegre (Vila Real, Portugal) (v2)
Castelo de Montalegre

Torre de Homenaje en Montalegre (Vila Real, Portugal)
Torre de Homenaje
Los edificios históricos abandonados siempre han ejercido una extraña atracción sobre los viajeros. Tal vez por saber cómo una construcción que tuvo una historia más o menos dilatada en el tiempo pudo haber llegado hasta eso.

En el caso de castillos y monasterios, antiguos centros de poder, esta atracción es mayor: ¿qué llevó a la decadencia y abandono a un lugar que antaño recibía tributos y era temido en mayor o menor medida por aquellos que vivían en las cercanías.

Es un poco el caso del monasterio de Pitões das Júnias, en las cercanías de la aldea del mismo nombre y a orillas del regato Campesinho, a un paso del Parque Nacional A Peneda-Gêres.

Cuenta la leyenda que dos nobles que estaban cazando, viendo que sus perros se detuvieron agachando la cabeza frente a un roble, se acercaron y descubrieron allí a la Virgen María. Por ello prometieron construir allí un monasterio.

Sin embargo la historia, mucho menos romántica, nos habla de un origen ermitaño, de monjes que buscaban el aislamiento (de ahí su fondo paisajístico) y de un monasterio humilde que vivía del pastoreo y que sólo muchos siglos después alcanzó su esplendor obteniendo tierras y rentas tanto en Portugal como en Galicia, de la cual dependía antiguamente al ser inicialmente una dependencia del monasterio de Oseira. Se supone que este monasterio se construyó antes de la fundación de Portugal, aunque lo que hoy vemos es el resultado de las obras del siglo XVII.

Y la ruina, viene en parte tanto de la decadencia del siglo XVIII, de la extinción de los monasterios de 1834 (parecida a nuestra Desamortización) y que llevó último monje a convertirse en el párroco del pueblo, Pitões das Júnias, y finalmente al incendio que destruyó casi todas las dependencias

No queda gran cosa de lo que debió ser el monasterio, bastante modesto en su tamaño como consecuencia de los magros tributos que debió recibir de los habitantes de estas ásperas tierras, conocidas como la Comarca do Barroso.

En el pueblo hay un pequeño museo que nos da cuenta de la dureza de las condiciones de vida de los habitantes hasta hace bien poco, lo que nos lleva a pensar en la vida que pudieron llevar sus antepasados cuando rendían tributo al monasterio.

Tan sólo algunas paredes y algunos arcos restan de lo que fue el monasterio, conservándose en buen estado, techada y en uso la que fue la iglesia de Santa María donde imagino que hoy en día se celebrará romería.

Hasta aquí se puede acceder desde el pueblo a través de una pista que remata en una bifurcación de dos caminos: uno hacia una cascada (que no tuve ocasión de ver) y otro hacia el monasterio, ambos señalizados.

Este camino empieza siendo de tierra y continúa siendo una calzada muy irregular, destrozada por el paso del tiempo y donde aún se adivinan las roderas de los carros que llevaban mercancías y tributos al monasterio.

Para terminar la ruta se puede ir hasta Montalegre y visitar su castillo, cuyas murallas casi han desaparecido pero cuyas torres se encuentran muy bien conservadas y están siendo restauradas.

Algunos derrumbamientos no fueron por el tiempo, lo que no hubiera sido de extrañar dado que cayó en decadencia sobre el siglo XVIII, si no por los efectos del terremoto de Lisboa. Debió ser increíblemente potente para que sus efectos fuesen dañinos a tanta distancia de la capital portuguesa.

El mapa
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