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Ayllón (Segovia, Castilla y León): Donde se reunían los pastores

miércoles, 3 de febrero de 2021

Iglesia de San Miguel

Si vivís en España posiblemente os suene haber visto por la televisión (o vivido en persona) cómo rebaños de ovejas cruzan las calles de Madrid.

Esto es así porque por Madrid pasaba una de las Cañadas Reales que desde la Edad Media están protegidas y permiten a los pastores trashumantes desplazarse desde los prados de verano en el norte peninsular a los prados de invierno en el sur. 

Arco Medieval
Durante mucho tiempo la industria de la lana fue vital para la economía del Reino de Castilla y por ello los pastores obtuvieron privilegios, poder e influencia encarnados en el Concejo de la Mesta, tal vez uno de los gremios más importantes de Europa.

 Este gremio tenía dos reuniones anuales, una en primavera, en Villanueva de la Serena (Badajoz) y la otra, en otoño, en Ayllón, Segovia.

Palacio de los Contreras
 Ayllón es uno de esos pueblos rojos que tanto me gustan, edificado en ladrillo en piedra de ese color, que se extrae de los alrededores, tiene frontera con las provincias de Guadalajara y Soria, estando además cerca de Madrid. Es uno de esos sitios que están en un cruce de caminos, cerca de todo pero, por alguna razón, no es tan conocido como debiera. No siempre fue así.

En la Edad Media Ayllón tenía mucha importancia siendo cabecera de una comunidad de villa y tierra, una entidad administrativa medieval creada al conquistarse el territorio a los estados musulmanes del sur y que servía para explotar de forma comunal las tierras bajo su jurisdicción.

Iglesia de San Miguel, Casa Consistorial y un coche que no tenía mejor sitio donde aparcar tapando la fuente

No era raro que los reyes castellanos pasaran tiempo aquí y de hecho aquí se concedieron fueros, se promulgaron leyes y se firmaron tratados con otros reinos. Esta cercanía con el poder real fue importante para que el Concejo de la Mesta se reuniese aquí.

El esplendor de esa época, que ya queda lejano, se nota en su patrimonio monumental. Conventos, iglesias, murallas, algún palacio y hasta una vigía se pueden ver por sus calles.

Vista de la Fuente de la Plaza Mayor desde San Miguel. Y un montón de plazas de aparcamiento libres.

Si empezásemos la visita cruzando el puente sobre el río Aguisejo entraríamos en Ayllón pasando bajo el Arco Medieval de Ayllón, que sirve de puerta a la población y que es la única de las tres que tenía la muralla en llegar a nuestros días.

Nada más entrar veríamos la fachada plateresca del Palacio de los Contreras o de Don Álvaro de Luna, del siglo XV, con tres blasones inclinados a la izquierda y una inscripción gótica bajo ellos que reza: " «Reinando en Castilla y Aragón los muy altos príncipes don Fernando y doña Isabel esta / casa mandó hacer el muy virtuoso fijodalgo: Juan de Contreras en el año MCCCCXCVII».
Santa María la Mayor

Avanzando un poco llegamos a la Plaza Mayor, con su fuente cuatro caños en medio y presidida por el edificio del Ayuntamiento y por la curiosa iglesia románica de San Miguel. Es una de las plazas mayores que más me han llamado la atención.

La Iglesia de San Miguel tiene una balconada lateral para permitir a la curia asistir cómodamente a los festejos taurinos que se celebraban en la plaza. Es realmente digna de ver.

Convento de la Purísima Concepción
Al lado de la iglesia se puede ver la Casa de la Torre, el edificio civil más antiguo de Ayllón. Entre sus múltiples usos a lo largo de la historia ha sido oficina bancaria, hogar de jubilados y cuartel de la Guardia Civil.

El Ayuntamiento ocupa el edificio de lo que fue el primer palacio de los marqueses de Villena en Ayllón, y fue cedido al municipio a principios del siglo XVII.

La Martina
Justo detrás se encuentra la parroquia de Santa María la Mayor, que cuenta con elementos traídos de otras parroquias de la villa que ya no existen, como el retablo mayor, que procede del antiguo Convento de San Francisco, hoy desaparecido, y cuyas ruinas se encuentran a la salida de Ayllón, en dirección a Aranda de Duero.

Siguiendo por la calle Doctor Tapia se llega al Convento de la Purísima Concepción, hoy privado y convertido en hospedería.

Iglesia de San Juan Evangelista
Y a un paso se encuentra otro templo hoy en manos privadas, el de San Juan Evangelista, una antigua iglesia románica reconvertida en museo en la que también se celebran bodas.

En la parte alta de Ayllón está una torre de vigía, La Martina, que es casi lo único que queda de su castillo. El día que fui no pude acercarme a ella porque había bastantes buitres posados y volando en torno a ella y no quise molestarles. A sus pies se encontraron restos celtíberos y romanos, prueba de que Ayllón ha estado habitado desde la prehistoria.

La Martina

El mapa

Ruta combinada

Ruta por Guadalajara

Las Hoces del Duratón y el Castillo de Turégano (Segovia, España)

sábado, 22 de marzo de 2014

Las Hoces del Duratón (Sepúlveda, Segovia)
Hoces del Duratón


Las Hoces del Duratón (Segovia, España)
Meandro y cañón


Río Duratón (Sepúlveda, Segovia)
Salto de agua


Sepúlveda (Segovia, Castilla y León)
Sepúlveda y Las Hoces


Sepúlveda (Segovia, Castilla y León)
Sepúlveda


Castillo de Turégano (Segovia, Castilla y León)
Castillo de Turégano


Castillo de Turégano (Segovia, España)
Castillo de Turégano


Durante muchos años, desde que vi la primera foto de las Hoces del Duratón, he querido venir hasta este sitio, uno de los mayores atractivos de la provincia de Segovia, para conocerlo y fue una pena fue no disponer de más tiempo para recorrerlo como es debido. Es un paisaje grandioso y hay un enorme contraste entre el bosque que recorre las Hoces y toda la comarca adyacente, prácticamente desprovista de arbolado, con algo de matorral aquí y allí.

Sólo un consejo: en mi caso iba bastante apretado de tiempo y no pude hacer la ruta buena. Lo ideal es bajar desde Peñafiel hasta el embalse de Burgomillodo, donde la ermita de San Frutos, por el lado oriental del río y luego cruzar por un puente, tal como señalo en el mapa, para visitar primero Sepúlveda y después Turégano. La mayor parte de las fotos que he visto son del entorno del embalse, así que recomiendo visitarlo (lo haré en cuanto pueda).

Con Las Hoces del Duratón pasa lo que ocurre en muchos sitios: que desde las vías principales están bien señalizados pero a medida que te acercas la señalización es mala o incompleta. En mi caso una preparación no demasiado buena me hizo perderme la vista desde la ermita de San Frutos. Un cartel en el cruce hacia Villaseca indicando que allí hay un mirador me hubiese ayudado a corregir ese error, a pesar del retraso que ya acumulaba. El hecho de no ser un gran amante de la arquitectura religiosa más humilde me jugó una mala pasada.

No hay que dejar que esto nos estropee el camino, ya que hasta llegar a las Hoces del Duratón desde Cuéllar hay unos cuantos lugares interesantes para ver, como unas ruinas justo antes del cruce a Villaseca. Se trata de una antigua aldea a la que en Sebúlcor llaman "El Barrio", pero que se conoció como San Miguel de Neguera o El Vado de Neguera antes de ser abandonada.

Un poco más adelante, en cuanto cruzas el río San Juan y comienzas a ascender ya hay una primera vista del valle, promesa de lo que está por venir unos kilómetros más adelante.

Pronto las Hoces se hacen visibles: esta especie de "remolino" que veis en las fotos es uno de los meandros más reconocibles. Es una lástima que no hayan preparado un mirador en este sitio con carteles que te expliquen lo que ves (ruinas, historia, geología...)

Muchos de los visitantes jamás sabrán que están delante del lugar donde se asienta la mayor colonia de buitres leonados de Europa. No sabrán de la ermita de San Frutos, ni de sus leyendas. Ni del monasterio de Nuestra Señora de la Hoz. Ni sabrán que por aquí pasaron varios reyes de España, que fue el único lugar de la península donde combatieron (y fueron derrotados) los hombres de la Guardia Imperial napoleónica o que en estos meandros tenía su escondite El Empecinado.

O te lo preparas y sabes lo que estás viendo o no te enteras. O te vas a Sepúlveda al área de naturaleza que hay allí.

Justo al  final de la carretera y al lado de Sepúlveda hay un área de descanso donde puedes dejar el coche para ponerte a caminar al lado del Duratón (recomendable pasarse antes por el aula de naturaleza porque para ciertas fechas hay que pedir permiso por temas de protección de las aves).

En el fondo del bosque de ribera que flanquea el río y que vimos en fotos anteriores vemos esta pequeña presa para aprovechamiento hidráulico, justo al lado de lo que debió ser un gran hotel o balneario y que ahora, lamentablemente, está en ruinas. El bosque que rodea todo el sitio y que se extiende a lo largo del cañón del río es precioso. Cuando sueltan la semilla todo el fondo parece cubierto como de algodón. Es precioso (¡y difícil de fotografiar!)

Sepúlveda en sí tiene una historia dilatada: Lo que un día fue una aldea prerromana que los conquistadores dejaron de lado resultó ser la población más exitosa de la zona. La primera mención, sin embargo, procede del reinado de Alfonso III, en los inicios de la Reconquista, cuando este territorio era una especie de tierra de nadie que los musulmanes no parecían tener demasiado interés en consolidar y que, por contra, para los reinos cristianos era un objetivo importante. Por ello muchos de estos pueblos fueron objeto de repoblaciones y obtuvieron cartas fueras en aquellos tiempos.

Tanto es así que la comarca de la Villa y Tierra de Sepúlveda existe desde entonces y hasta ahora, de la vieja Extremadura Castellana a la actual Comunidad Autónoma de Castilla y León. Es tan antigua que nadie sabe cuándo se fundó.

Si nos vamos hacia Segovia nos encontraremos con una pequeña sorpresa: Turégano, que es una población más que milenaria que se supone ya existente antes de la llegada de los romanos. De cuando Sepúlveda, vaya.

Durante la Edad Media llegó a tener suficiente importancia como para que varios reyes de Castilla se asentaran en la villa, lo cual la convierte, en cierto modo, en miembro de ese exclusivo club de urbes que han sido capitales de España y de sus reinos seminales.

Cada vez que descubro una me maravillo por la cantidad de sedes que han tenido los gobiernos de este país. Y de esta no sabía nada, aunque es normal: apenas hay información en la wikipedia o en la web del ayuntamiento y lo que digo está basado un poco en retales que he ido pillando por internet o lo que recuerdo de las placas informativas a pie del castillo.

Así me enteré de que Juan I y Juan II de Castilla le dieron bastante importancia y, de hecho, el segundo de ellos estableció aquí la Audiencia y la Cancillería del Reino.

También estuvo aquí prisionero Antonio Pérez, ex-secretario de Felipe II y una pieza de tal calibre que hasta al rey tenía atrapado en sus secretos a pesar de haberle traicionado. Finalmente capturado, logró huir al extranjero donde ofreció información sensible a los reyes de Francia e Inglaterra, lo que provocó un ataque de estos últimos a Cádiz en 1596. También fue el instigador de la llamada leyenda negra. A pesar de todos sus tejemanejes murió solo y pobre en París, tras haber intentado conseguir el perdón de la Corona.

Una de las cosas curiosas del castillo es que tiene una iglesia integrada. En esta foto se puede ver perfectamente el campanario, lo que le da un aspecto un poco estrafalario. Por lo visto esta iglesia era pre-existente y a la hora de construir el castillo simplemente la integraron en el nuevo edificio.

En cuanto a las torres que rodean al castillo, tampoco son exactamente suyas, puesto que pertenecen a una fortaleza árabe aún más antigua y que termina de completar una fortificación bastante heterodoxa. No creo que haya muchas que le ganen a esta a originalidad dentro de España.

Un enlace interesante para conocer mejor el castillo: http://jcdonceld.blogspot.com.es/2011/07/el-castillo-de-turegano-original.html

El Mapa
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