Mosteiro de Tibães (Braga)
Atrio en el Mosteiro de Tibães
O Galo de Barcelos
Paços dos Condes (Barcelos)
Centro de Barcelos
Forte de S. João Baptista, Vila do Conde
Vila do Conde
Para mi es mucho más interesante el norte de Portugal, donde en cada lugar hay algo que ver, que el sur, donde si te sales de la costa te encuentras con grandes extensiones de nada en absoluto. Y esta ruta, cortita, es una buena muestra de ello: en apenas 70 kms haremos un buen recorrido por la historia del país.
Nuestra ruta va a empezar en el santuario de Sameiro, en las afueras de Braga. Es un santuario de gran fama en todo Portugal (el más importante del país después del archifamoso santuario de Fátima y también bajo la advocación mariana) y que tiene unas vistas soberbias del entorno, ya que está construido en lo alto de un monte. La arquitectura sacra es espectacular en este lugar (como corresponde a una obra del siglo XIX), y no puedes dejar de pensar en otros grandes santuarios como Lourdes, la mencionada Fátima o el Vaticano.
No tendremos que ir muy lejos para nuestra segunda parada... a tan sólo tres kilómetros está el santuario de Bom Jesús do Monte, con sus famosas escaleras barrocas y unas vistas también espectaculares. Al igual que Sameiro, es un importante centro de peregrinaje y uno de los mayores atractivos de Braga.
Desde aquí iremos a visitar esa ciudad, que tiene tantas cosas que ofrecer, desde los restos romanos, legado del período en que fue capital de la provincia de Gallaecia, donde destacan las termas del Alto da Cividade, hasta sus múltiples iglesias y palacios, sus muestras de arquitectura militar... Braga es una de las ciudades más interesantes del noroeste peninsular. En la versión lusa de la Wikipedia hay un buen índice de su patrimonio histórico artístico.
Dejamos Braga atrás y nos vamos a otro de los grandes atractivos del municipio: el Mosteiro de Tibães. En tiempos alcanzó gran poder e influencia, llegando a ser la sede de la orden benedictina tanto para Portugal como para Brasil. El edificio es una mole que da fe del tremendo caudal de recursos que llegó a manejar... y de la terrible decadencia que padeció. El equivalente portugués de la desamortización se cebó con él y a punto estuvo de perderse todo.
Por desgracia, la actual restauración es una auténtica desgracia para el monasterio, ya que no se hace con respeto a la arquitectura original del conjunto y se están haciendo auténticas barbaridades. La reconstrucción de la parte que se perdió en un incendio es una auténtica abominación.
Es muy interesante hacer una visita guiada por sus instalaciones (es gratis los domingos por la mañana), para ver cómo el monasterio fue ganando influencia desde los siglos XV a XVIII y cómo se produjo su caída en el XIX.
Nuestra siguiente parada será Barcelos, otra ciudad de gran fama dentro de Portugal y con mucha historia. Si habéis visto esos típicos gallos negros portugueses ricamente adornados, tienen su origen en esta ciudad.
La leyenda dice que un gallego que iba peregrinando a Compostela fue injustamente acusado de robo por un hombre rico local, y que cuando iba a ser colgado el reo manifestó su inocencia diciendo al juez, que estaba a punto de comer un capón asado, que el pollo cantaría por colgar a un inocente. Y así fue, en cuanto empezó el ahorcamiento el gallo se levantó y con su canto hizo reaccionar al juez antes de que el gallego se asfixiara. Barcelos está muy orgullosa de esta leyenda, y se pueden ver gallos, a modo de cow parade por todo el pueblo.
El casco histórico está primorosamente conservado y es la ciudad más limpia de cuantas conozco en Portugal. Es un placer pasear por ella y ver los restos del Paço dos Condes, sus iglesias o sus parques.
Como curiosidad decir que es el municipio portugués con más freguesías (parroquias o pedanías, en España), aunque no es, ni de lejos, el más grande, como dice la publicidad institucional: sus 378,70 kms cuadrados no resisten la comparación con los 1 719,73 km² de Odemira.
Siguiendo el curso del Cávado, nos acercaremos ahora hasta su desembocadura en Esposende. Es una zona de dunas muy bonita con un pequeño puerto pesquero que debe ser dragado periódicamente, ya que la arena suele colmatarlo bastante rápido. Dentro del pueblo hay algunas muestras de arquitectura muy interesantes, y en las cercanías pueden visitarse castros y otros restos prerromanos.
Nuestra última parada será Vila do Conde, a la que llegaremos evitando la turística Póvoa de Varzim por la autovía A-28. Lo primero que veremos será su famoso acueducto de Santa Clara, que fue construido para llevar agua desde el lugar de Terroso, en Póvoa de Varzim hasta el convento homónimo. Sus restos, que fueron en parte demolidos para construir la autovía, nos guían desde esta al interior de la ciudad.
Dentro de Vila do Conde destacan, además del convento, hoy correccional, la desembocadura del Río Ave, que da nombre al equipo de fútbol de la ciudad, su casco antiguo del siglo XV, con museo y réplica de una carabela de la época en las márgenes del río, iglesias y capillas, un fuerte que protegía a la ciudad (¡y al río!) de incursiones marítimas y otras muchas cosas, tanto en el núcleo urbano como en las freguesías. Vila do Conde respira historia.
Además, el eje Vila do Conde-Póvoa de Varzim tiene gran fama entre la población de Porto y es uno de los destinos turísticos de sol y playa más importantes del norte de Portugal, y recuerda mucho a nuestras ciudades del levante..
El mapa
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