Al norte de los Pirineos (II): Pau

viernes, 26 de enero de 2018

Pau (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Castillo de Pau


Pau (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Castillo de Pau


Pau (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Funicular de Pau


Pau (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Funicular de Pau


Pau (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Consejo departamental


Tal como dije en mi post anterior a los españoles suele sorprendernos la supervivencia del Reino de Navarra tras la conquista castellana ocurrida durante la regencia de Fernando, el Católico.

Pero el hecho es que Navarra como reino independiente existió hasta el siglo XVII y su capital fue Pau, una pequeña ciudad francesa a los pies de los Pirineos. Sin embargo la región en la que se asienta Pau no es "Navarra" si no el conocido como Béarn

Y esto es una cosa que también nos sorprende mucho a los españoles: salvo París la mayor parte de las ciudades son tan pequeñas o menores que las españolas: Pau es capital departamental (Pyrinées Atlantiques) y es más pequeña que la capital de provincia española media, contando con unos 64000 habitantes.


La historia

La existencia de Pau como población es relativamente reciente ya que data de la Edad Media, y fue fundada para controlar un paso fluvial. Con el tiempo llegaría a ser capital del Béarn, que poco después se uniría al Reino de Navarra por cuestiones dinásticas.

Tras la citada invasión castellana la corte abandona Pamplona y establece su nueva capital en Pau, protegidos tras esa muralla natural que son los Pirineos, tras los cualees estaban el Reino de Aragón al oriente y sus perdidos territorios navarros al occidente.

En 1560 la Reina Juana III se convierte al calvinismo, que pasa a ser la religión oficial del reino. Esto que podría parecer una simple anécdota tuvo consecuencias importantes en la vida de sus ciudadanos y en la relación del país con Francia. Las Guerras de Religión que azotaron al poderoso vecino del norte se libraron también en territorio navarro y bearnés.

Enrique III, hijo de Juana, gracias a su matrimonio con Catalina de Médicis y una improbable sucesión de fallecimientos, se convierte en Enrique IV de Francia. Para acceder a la corona francesa tuvo que renunciar al protestantismo y pasarse al catolicismo. Como dijo el monarca en su momento, "París bien vale una misa".

Este hecho selló el destino del Reino de Navarra, y el sucesor de Enrique acabaría uniendo las coronas francesa y navarra. Pau y el Béarn inician entonces una decadencia y el calvinismo, hasta entonces región predominante, va perdiendo influencia igual que en el resto del país.


Y así siguieron las cosas hasta que un disgusto de Napoleón hizo reaccionar a la ciudad. El descontento del Emperador tras pasar la noche allí, cuando volvía de instalar a su hermano José en el trono de España, puso en marcha la modernización y embellecimiento de la ciudad.

Curiosamente uno de los generales de Napoleón era de Pau, Jean Baptiste Jules Bernardotte, que con el tiempo fue elegido rey de Suecia por los suecos y es el fundador de la actual casa reinante.

Y con el embellecimiento llegó el turismo. En Pau se instaló el primer campo de golf en suelo continental y se abrieron hoteles de lujo atrayendo a los turistas británicos.

Más adelante el descubrimiento de un yacimiento de gas en las cercanías revolucionó la ciudad e incluso aquí los hermanos Wright abrieron la primera escuela de pilotos del mundo, luego escuela de pilotos de la fuerza aérea francesa.


La ciudad

Pau es una ciudad pequeña. Resulta sencillo aparcar al lado del río, en lo que fueron unas pistas de tenis y desde ahí puedes desplazarte sin problema. Hay un funicular, similar a los de Lisboa o Montmartre para subir desde el nivel del río, al lado de la estación ferroviaria, hasta el de la ciudad. Su uso es gratuíto (o lo era cuando estuve).

De todas formas recomiendo subir (o bajar) por los jardines, muy bonitos y después visitar el Palacio Real y sus jardines, construidos en una terraza sobre el río y con una bonita vista sobre los Pirineos, que como un escudo aparecen al frente.

En cuanto al callejeo, pues tengo un pequeño problema con las ciudades francesas. Muchas de ellas, sobre todo aquellas que crecieron en el siglo XIX y XX, son demasiado parecidas entre sí. Mismo tipo de arquitectura, mismo tipo de calles. Francia en ese sentido es sorprendentemente aburrida: da igual que estés en Montpellier, Saint Jean de Luz o París, porque te vas a encontrar con más o menos lo mismo en cuanto a inmuebles y eso le resta un poco de atractivo.

Pero afortunadamente Pau tiene atractivos suficientes para merecer una visita. El barrio del castillo, tal vez el más monumental y desde donde parte el Boulevard des Pyrénées, construido como un mirador privilegiado sobre las montañas y la casa de Bernardotte son visitas interesantes. También el Palais Beaumont, aunque para mi le falta personalidad.

Cerca de Pau hay lugares interesantes y queda relativamente cerca de Lourdes (no la he visitado), a la que se puede ir en tren. Y en los Pirineos, en invierno, se puede acceder a varias estaciones invernales tanto francesas, como Astún, como españolas como Candanchú, lo que la convierte en una base interesante para el turismo invernal.

El Mapa

Rutas relacionadas


Al norte de los Pirineos (I): Saint-Jean-Pied-de-Port (San Juan Pie de Puerto)

martes, 9 de enero de 2018

Saint Jean Pied de Port (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Saint Jean Pied de Port


Saint Jean Pied de Port (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Saint Jean Pied de Port


Saint Jean Pied de Port (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Saint Jean Pied de Port


Saint Jean Pied de Port (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Saint Jean Pied de Port


Saint Jean Pied de Port (Pyrinées Atlantiques, Francia)
Saint Jean Pied de Port


Aquellos que sigáis este blog sabréis que tengo debilidad por los pueblos medievales, castillos, puentes y en general por todo aquello que tenga que ver con la historia.

Por eso cuando tuve que hacer un viaje hacia la zona de Nîmes no perdí ocasión de visitar algunas localidades al norte de los Pirineos, una vez recorrido el sur por la N-260, una de mis carreteras preferidas de España.

Así que decidí subir desde Pamplona hasta Roncesvalles (¡qué decepción Roncesvalles!) entrando en Francia por Saint-Jean-Pied-de-Port. Lo que son las cosas de la historia, lo que hoy es una próspera villa fronteriza (bueno, casi, está a 8 kms de Arnéguy, que es el verdadero paso fronterizo) fue en tiempos una ciudad interior del antiguo Reino de Navarra que, para sorpresa de muchos españoles, se extendía a un lado y el otro de los Pirineos. De hecho, algunos se sentirán aún más sorprendidos al saber que dicho Reino persistió hasta siglos después de la conquista castellana de su parte meridional.

La Historia

Los orígenes de la villa se pierden en las brumas del pasado. Desde la prehistoria fue una de las puertas de los Pirineos, ya que el Paso de Roncesvalles es uno de los más utilizados para atravesar la cordillera pirenaica desde tiempos antiguos, llegando incluso a discurrir por aquí una vía romana.

Numerosos sucesos y leyendas se ubican en estas tierras, siendo el más famoso la Chanson de Roland. En ella se convierte en batalla legendaria una pequeña escaramuza donde la retaguardia de las tropas del futuro Carlomagno es emboscada y exterminada por las tribus vasconas (convertidas en sarracenos en el Cantar), en represalia por el saqueo de Pamplona.

La villa como tal fue fundada en el siglo XII, alrededor del llamado castillo de Mendiguren y pronto ganó importancia dada su posición controlando la entrada de la montaña.

Cuando Fernando el Católico conquista la llamada Alta Navarra (la Navarra española, para entendernos) Saint-Jean-Pied-de-Port quedó bajo su poder, pero de forma intermitente. Finalmente Carlos I, el Emperador, abandonó la localidad dadas las complicaciones de defenderla debiendo cruzar los Pirineos. Vuelta ya a manos navarras permanecería en ellas hasta la extinción del Reino al convertirse su rey en soberano francés.

Una vez en manos francesas se construye la ciudadela para proteger la frontera de un hipotético ataque proviniente del sur y con el tiempo, durante la Guerra de la Convención entre España y la primera República Francesa, sirvió de base para atacar el sur.

La Villa

Saint-Jean-Pied-de-Port es conocido en vasco como Donibane Garazi y San Juan Pie del Puerto en castellano y se encuentra a orillas del río Errobi (Nive en francés), articulándose en torno a las murallas medievales. La villa conserva su urbanismo medieval, habiéndose expandido de una forma más moderna por el exterior de las murallas.

Saint-Jean-Pied-de-Port es muy pequeño y se visita en un momento, pero merece la pena caminar con calma por sus calles, subir hasta la ciudadela de Mendiguren (no es visitable porque es un colegio), en la parte alta y pasear a orillas del río, atravesado por varios puentes y flanqueado por varias casas de arquitectura tradicional vasca. Es fácil (y gratis) aparcar cerca de las murallas, así que no hay nada que reseñar en este sentido.

Como parada importante del Camino de Santiago numerosas posadas, alojamientos, restaurantes y tiendas de recuerdos esperan la visita de los turistas con todas sus ventajas y todos sus inconvenientes. Según la época del año puede haber mucho movimiento de peregrinos porque aquí confluyen varios de los caminos que vienen de Europa. Cuando fui yo había bastantes peregrinos tanto en Saint-Jean-Pied-de-Port, como en Roncesvalles o en la carretera que comunica ambos sitios. Hay que tener cuidado circulando, aunque creo que en algunos puntos el camino se desvía por pistas forestales que atraviesan el bosque, que podríamos decir que es el borde occidental de la Selva de Irati.

Saint-Jean-Pied-de-Port es la capital del llamado Pays de Cize y también vale la pena visitarlo con sus pastos, bosques ríos y pueblos, donde la arquitectura tradicional de la zona se conserva en todo su esplendor.


El Mapa

Rutas relacionadas

Frías, Burgos (Castilla y León)

lunes, 1 de enero de 2018

Tobera, Burgos (Castilla y León)
Tobera, Burgos


Frías, Burgos (Castilla y León)
Frías, Burgos


Puente de Frías, Burgos (Castilla y León)
Puente de Frías, Burgos


Puente de Frías, Burgos (Castilla y León)
Puente de Frías, Burgos


Frías, Burgos (Castilla y León)
Frías, Burgos


Frías, Burgos (Castilla y León)
Frías, Burgos


Frías, Burgos (Castilla y León)
Frías, Burgos


Santa María de Vadillo en Frías, Burgos (Castilla y León)
Santa María de Vadillo, Burgos


El curso alto del Ebro es tan desconocido como famoso su curso medio y bajo, en sus tramos aragonés y catalán.

Mucha gente ni siqueira sabe que el Ebro es un río que nace en Cantabria y cruza territorio castellano, bañando también tierras navarras y riojanas.

Y en esta parte alta, donde aún no ha alcanzado el caudal y anchura que le convierten en el río principal de la península a la que da nombre, hay mucho por ver y por descubrir.

Coronando el aún estrecho valle del Ebro está Frías, considerado como uno de los pueblos más bonitos de España. Al igual que otros muchos pueblos de Burgos su esencia se ha preservado y su arquitectura tradicional ha sobrevivido al paso del tiempo y de las modas, siendo hoy uno de sus principales activos.

Frías, cuyo nombre puede referirse a la temperatura de las aguas que discurren por sus cercanías, es un pueblo que impresiona cuando te acercas, con una enorme torre del homenaje presidiendo su casco urbano en lo alto de un escarpado peñasco que culmina el Cerro de La Muela. Como imitándola, algunas casas se asoman en lo alto de una pared caliza que servía de parapeto natural a la población. Desde la carretera que viene de Tobera la imagen da sensación de poderío.

El castillo de Frías, también conocido como Castillo de los Velasco, fue construido para guardar una de las rutas que unían a la Meseta con la costa cantábrica. Al castillo se accede por un puente levadizo desde la parte alta de la villa, cerca de la iglesia. Para visitar el castillo se debe adquirir una entrada en la oficina de turismo, un poco antes del puente de acceso.

Esta ruta del Cantábrico a la Meseta fue el principal motor económico de la población, cuyo casco urbano da testimonio de la prosperidad que alcanzó. En sus cercanías un puente con torres de guarda para el cobro del portazgo, muy similar al de Besalú, permitía cruzar el río por un paso utilizado desde tiempos de los romanos. De hecho, por Frías pasaban dos calzadas romanas, una que pasaba medio kilómetro río abajo contando desde el puente y otra que iba de Frías hacia La Rioja.

Las calles de Frías serpentean alrededor del cerro y están encerradas entre casas adosadas y construidas con muros de adobe o ladrillo y con la típica viga reforzando las paredes. Al igual que en Covarrubias aquí parece haberse detenido el tiempo y es fácil imaginar que uno ha viajado en el tiempo hacia la Edad Media.

Aunque hoy Frías se identifica profundamente con Castilla en originalmente formaba parte del Reino de Pamplona-Nájera, germen del futuro reino de Navarra, que no abandonó hasta el siglo XIII.

En los alrededores de Frías hay otros puntos de interés para visitar, como un convento extramuros, el de Santa María de Vadillo, o la capilla y cascadas de Tobera, si uno sigue en dirección sur, hacia la meseta. Aparcando al lado de la capilla hay una ruta de senderismo río abajo.

El Mapa
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