Un paseo ligeramente diferente por A Coruña

lunes, 29 de junio de 2009

Solpor en San Xoan (A Coruña)
Vista desde el espigón

Solpor de San Xoan
el Millennium desde Riazor

Descendiendo (Monte de San Pedro, A Coruña)
Ascensor de San Pedro

A Coruña desde el mirador de San Pedro
Vista desde San Pedro

Mirador del Monte de San Pedro
Mirador del Monte de San Pedro

Mirador del Monte de San Pedro (A Coruña)
Batería militar y cúpula

Big Gun
Batería militar

La Torre de Hércules
La Torre de Hércules

Hoy vamos a darnos una vuelta por una de las partes más bonitas de A Coruña, y tal vez una de las más desconocidas de la ciudad: el Monte de San Pedro y sus alrededores.

Para ello saldremos del espigón que separa las playas de Orzán y Riazor, caminando en dirección al estadio, con lo que estaremos bordeando la segunda de las playas. Las vistas desde aquí de la bahía de Orzán, divisando a lo lejos la espectacular fachada de la Domus (o Casa del Hombre) y el color turquesa del mar han enamorado a artistas de la talla de Picasso (si bien él se perdió la Domus, obviamente).

Seguimos caminando por el paseo siempre siguiendo la costa hasta llegar al obelisco Millennium, que viene siendo un obelisco indescriptiblemente feo y que costó una pasta obscena y nadie tiene una idea clara de qué se pretendía con él.

Da igual, continuemos con nuestro recorrido: lo siguiente será el elevador del monte de San Pedro, que nos regalará una vista impresionante de la bahía de Orzán, viendo la Domus, el Aquarium Finisterrae y la Torre de Hércules mientras ascendemos. Cuando lleguemos arriba podremos divisar toda la ciudad, desde la Torre hasta el parque de Bens, nuestro destino.

El Parque de San Pedro se ubica en lo que antes era un acuartelamiento del ejército, dónde estaban dos baterías antibuque que guardaban el litoral coruñés, con un alcance de unos 35 kms. Las vistas desde aquí, del mar, de la costa coruñesa, de las Illas de San Pedro, de la ciudad... son sencillamente espectaculares.

Bajemos nuevamente por el ascensor o por un camino que desciende por la ladera en dirección al Pabellón Polideportivo de la zona (si pretendemos ahorrarnos el precio del trayecto), regresaremos al Paseo Marítimo, en una ruta que sigue la costa bordeando el Monte de San Pedro. En los laterales del camino veremos algunas indicaciones acerca de una duna y una playa fósil, así como una descripción de cómo era toda la zona en los tiempos en que se formaron..

Todo el paseo es bastante agradable, con bonitas vistas del mar y de las Illas de San Pedro, y a medida que cubrimos distancia empezamos a ver a lo lejos el Parque de Bens, lo que antes era el tristemente famoso Vertedero de O Portiño, que al desplomarse sepultó a varias personas (jamás encontradas), un par de casas y todo un modelo de gestión de residuos: A Coruña pasó de ser una de las ciudades menos escrupulosas en este tema para pasar a ser un modelo a seguir.

Antes de llegar veremos el pequeño puerto (portiño, en gallego, de ahí el nombre) de San Pedro de Visma, dónde hay un club de mar y pequeñas embarcaciones para faenar en la zona costera.

El Parque de Bens tiene un acceso un poco más arriba del final del Paseo Marítimo, en la bajada al puerto. Es una cuesta pronunciada, pero merece la pena cubrirla para llegar al parque más extenso de la ciudad, que también tiene unas excelentes vistas de la costa, de la ciudad... y de la refinería de Meicende (cosas que pasan).

Dentro del parque hay un pequeño circuito deportivo y hasta una zona para que quien quiera hacer mountain bike pueda probarse. También hay enormes extensiones de césped que invitan a tirarse sobre él y se conserva el primero de los buques de la Cruz Roja del Mar, junto con una pequeña descripción de su historia.

Realmente parece una visita un tanto sosa, pero insisto en que lo realmente valioso no son las cosas a visitar, sino las vistas de las que se disfrutan, que son sin duda las más bellas de la ciudad. Un paseo largo y relajado para esos días de estrés.

El Mapa
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Sesimbra

Castelo de Sesimbra
Castelo de Sesimbra
Hace muchos años mi excursión de fin de curso de octavo de EGB me llevó por primera vez a tierras lisboetas, y mi hotel estaba situado en un pequeño pueblo del distrito de Setúbal llamado Sesimbra, unos 30 kms al sur de la capital lusa. De Sesimbra recuerdo que era un pueblo de pescadores bastante cochambroso situado al final de una carretera llena de baches y de curvas.

Dieciséis años después, los baches y las curvas siguen ahí, pero Sesimbra y los pueblos cercanos han experimentado un crecimiento bastante vertiginoso llegando incluso a duplicar su tamaño. El problema de Sesimbra en concreto es que este crecimiento no se hizo de una forma ordenada y no ha habido ningún criterio urbanístico reconocible, ya que los alrededores del casco urbano están infestados de esas horribles urbanizaciones de chalets adosados hechos por y para horteras.

Bien es cierto que ya no es un pueblo cochambroso, sino que parece que ha sido reconstruida desde la primera a la última casa e incluso se ha construido un moderno puerto, con lo cual aquel sabor a pueblo marinero se ha perdido en parte, y ahora los restaurantes para turistas se pueden encontrar en cada esquina del centro, con lo cual el ambiente está impregnado tanto del olor a mar, como del olor de diversos pescados a la parrilla, cosa que excita a sobremanera el estómago y las glándulas salivales de uno.

Tras haber recorrido las calles con detenimiento, finalmente nos decidimos por un restaurante llamado "Golfinho" (Delfín), cuyos precios eran bastante razonables... pero no repetiría en él, porque aunque las raciones me dejaron satisfecho y tanto el Bacalhao grelhado (Bacalao a la parrilla) como el Espadarte grelhado (Pez espada a la parrilla) estaban muy buenos, no eran particularmente generosas, y encima picamos en el viejo truco de comernos el queso y los untables que ponen como entrante (y que no solicitas), y por los que nos clavaron casi cinco ?. Siempre me ha parecido un truco bastante deshonesto por parte de los restaurantes, pero el hecho de que lo cobrasen tan caro (porque realmente no era gran cosa) me fastidia bastante.

El problema es que el resto de los locales de la ciudad, salvo uno o dos, eran mucho más caros ya que Sesimbra parece ser un lugar bastante turístico y el tipo de gentes que atrae debe poder permitírselo. Había otro local, subiendo por el Hotel Sana a un precio similar (aunque no recuerdo el nombre). Si alguien lo visita que me cuente porque dudaba entre ese y el Golfinho.

Para llegar desde Lisboa hay que coger un autobús en la Praça de Espanha que nos va a llevar cruzando por la Ponte do 25 de Abril sobre el Tajo (una vista impresionante). La plaza no es como la mayoría de las plazas que había visto en Lisboa, y su estado de conservación era bastante más pobre de lo habitual. No hay una estación de autobuses sino una serie de marquesinas donde para el autobús que te lleva a tu destino. El que nos llevó estaba en un estado bastante deficiente, y debía tener unos veinte años de antigüedad... pero eso no es lo peor: el que nos trajo de vuelta en España habría sido retirado del servicio y debía tener sobre 30 años. Y todo a cambio de un viaje más caro de lo que debería ser (más de 3 euros y medio por 30 kms de distancia) y atendido por dos conductores de todo menos amables (uno de ellos bastante maleducado, por cierto)

Visto esto, lo que recomiendo de Sesimbra, de la capital del concelho, es su castillo, antes de la entrada en el pueblo. Tiene un gran estado de conservación y es un mirador privilegiado tanto sobre la villa antigua como sobre las partes más modernas y la costa hacia Cabo Espichel.

Actualización: Pero Sesimbra es mucho más que eso ya que posee otros tesoros, muchas veces desconocidos para el viajero como la Lagoa de Albufeira, Cabo Espichel o la Serra da Arrábida. Cuando se escribió originalmente esta entrada todavía no los había visitado, perdiéndome lo mejor del municipio.

El mapa

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Un paseo por Sintra y Cascais

miércoles, 24 de junio de 2009

Paço Nacional de Sintra
Paço Nacional de Sintra


Sintra (30 mil visitas)
Paços do Concelho


Casona en Sintra
Casona


Casona en Sintra
Quinta en Sintra


Quinta da Regaleira (Sintra, Portugal)
Quinta da Regaleira


Castelo dos Mouros (Sintra, Portugal)
Castelo dos Mouros


Azenhas do Mar (Sintra, Portugal)
Azenhas do Mar
Paço em Cascais
Paço em Cascais
Hoy vamos a darnos una pequeña vuelta por el glamouroso mundo de la Jet Set. No vamos a ir a Marbella ni tampoco a Montecarlo, sino a la ya menos popular (pero infinitamente más bella e interesante) región de Sintra y Cascais.

Nuestro viaje comienza nuevamente en la lisboeta estación de Sete Rios, (Jardim Zoológico si vais en metro hasta ella). Para hacer el recorrido se puede coger un billete combinado y que tal vez no compense dependiendo del recorrido que pretendamos hacer o tal vez si, y mucho, ya que nos permite viajes ilimitados dentro del mismo día en parte de las redes de la compañía portuguesa de ferrocarriles (CP) y la compañía de autobuses que realiza el transporte urbano en Sintra (y no sé si en Cascais), y que si no recuerdo mal se llamaba Scotturb (o algo por el estilo).

Dejamos el tren en la estación de Sintra (terminal) y en la misma estación hay una oficina de turismo (que pronto colapsarán los viajeros) y podemos visitar brevemente el centro histórico (para localizarlo, seguir a los que salieron de la oficina de turismo con un mapa), tras pasar por delante de los Paços do concelho. Realmente tampoco tiene mucha pérdida, ya que está a los pies de un imponente palacio con dos chimeneas en forma de cono y con un tamaño ciertamente imponente. Es el Paço Nacional de Sintra.

Sintra es un pueblo bastante pequeño que se sitúa en la ladera de una montaña, dónde las clases acaudaladas del pasado construyeron bastantes parques y mansiones de pintoresca arquitectura cuya estética (rozando la horterada en muchos casos) estaba más pensada para aparentar que para agradar al ojo. El conjunto, sin embargo, resulta bastante agradable con todas esas casonas emergiendo de entre los árboles.

Callejear por Sintra no nos llevará mucho tiempo, ya que es un pueblo bastante pequeño, y podemos aprovechar para degustar el postre típico de la zona: la queijada, que se vende en numerosos locales.

Además del callejeo por la ciudad, hay otras muchas cosas interesantes para ver, como alguno de los palacetes, o el estupendo conjunto de la Quinta da Regaleira (ver el enlace relacionado del final de este artículo)

También merece la pena es empezar a sacar partido de nuestro carísimo billete combinado y tomar un autobús (línea 434) que nos lleve al Castelo dos Mouros y al Palacio da Pena. Para entrar en ambos hay que pagar una entrada.

El castelo fue originalmente construido por los musulmanes durante el período de la Reconquista y más adelante ocupado y utilizado por los cristianos, con los que se inició su decadencia. Esta sería completa con la expulsión de los judíos ya que en aquel momento eran los únicos habitantes del castillo. Algunos siglos después el rey consorte Fernando II decidió recuperarlo, convirtiéndose en una atracción turística.

El palacio da Pena por su parte está considerado como una de las joyas del romántico portugués y fue construido en el siglo XIX por el antedicho Fernando II, que lo convirtió en residencia veraniega de la realeza lusa sobre las ruinas de un convento de los jerónimos que había sido devastado por el gran terremoto de Lisboa del siglo XVIII.

Hora de comer. Aunque en Sintra hay numerosos restaurantes y un par de bares, yo me decantaría por uno de los más económicos (los normales sablean con bastante alegría al incauto y hambriento turista), el Xentra, que por las noches se transforma en Pub. La decoración interior es sobria y elegante, y por un precio razonable nos ofrecen un interesante menú consistente en una bebida, pan, sopa, un plato a elegir entre un par de alternativas (en mi caso fueron un entrecot de cerdo o una rodaja de salmón grelhado) y un postre. Creedme: son muy generosos a la hora de rellenar el plato y la comida es un auténtico manjar, aunque les falte algo de variedad.

Volvemos a la estación de ferrocarril de Sintra para coger el autobús. Podemos visitar la zona costera yendo hasta Azenhas do Mar, que está unido a Sintra por un tranvía que debe funcionar sólo los meses de verano, o hacer como yo y coger el bus hasta Cascais parando en el Cabo de Roca, el punto más occidental de la Europa continental.

Advertencia: a la hora de subiros a la línea de Cascais (la 403) mejor ir dopado de biodraminas. El conductor que me tocó en suerte estaba pirado (y soy muy amable diciendo esto) y la carretera tiene tantas curvas como una pista minera. En algún tramo pude ver claramente escenas de mi vida pasando ante mis ojos, como en uno muy estrecho, con muros a cada lado, pendiente pronunciada, bajando a toda marcha y viendo una furgoneta viniendo hacia nosotros cuando ya suponía que era un tramo de dirección única... encima el bus llegó con retraso y no paramos en ningún lugar fuera de las escasas paradas, con lo cual avisados quedais.

En mi caso el Cabo de Roca quedó descartado porque cuando pasamos por allí ya era de noche, y esperar una hora y veinte minutos por el siguiente autobús intuyendo el acantilado por el sonido no parecía el mejor plan del mundo. Ya había ido hace muchos años y tengo un vago recuerdo de unos acantilados escarpados y de un viento que soplaba continuamente.

Al llegar a Cascais podemos callejear nuevamente por sus rúas atiborradas de comercios y restaurantes, cuyos camareros, perfectamente uniformados, asaltan al turista carta en mano tratando de atraerlos hacia sus locales. Personalmente, me parece mucho más interesante irme hasta el puerto y visitar alguno de sus palacetes.

Porque Cascais fue residencia de reyes en el exilio, como Humberto II de Italia o la Familia Real española, que se asentó en la vecina Estoril (perteneciente al municipio de Cascais). Podemos trazar un pequeño recorrido hasta el impresionante cantil de Boca do Inferno. Para ello debemos ponernos en el pequeño puerto y dirigirnos hacia la muralla que veremos a la derecha (si estamos orientados al mar), pasarla y seguir siempre a la derecha hasta que encontremos un restaurante con el nombre del acantilado. En este camino es donde veremos un primer palacio (precioso), la residencia del exiliado monarca italiano y algunas con una bonita arquitectura.

Boca do Inferno es espectacular hasta en la oscuridad. La escasa luz que llega de la iluminación urbana da para que adivinemos su poder, y hasta veamos alguna columna blanca de espuma que se genera al chocar alguna ola contra las rocas y que impresiona por su magnitud.

De vuelta a Cascais podemos coger un tren que nos lleve de vuelta a Lisboa, utilizando la que es la vía férrea más veterana del país, ya que fue la primera en ser inaugurada, hasta la terminal de Cais do Sodré, dónde podremos enlazar con el metro o coger algún bus o eléctrico (tranvía) que nos lleve de vuelta a nuestro hotel o pensión.

El mapa

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Évora (Alentejo)

Iglesia en Évora
Iglesia en Évora

Templos en Évora
Templos romano y cristiano

Praça do Giraldo
Praça do Giraldo

Casas en el Acueducto
Casas en el Acueducto

Situada en el corazón del Alentejo portugués, Évora fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por el excelente estado de conservación de sus murallas y de sus restos romanos, cuyos máximos exponentes son su impresionante acueducto y su hermoso templo, que se cree que estaba dedicado al culto al emperador.

Para llegar a Évora desde Badajoz hay que seguir la A-5 que se convierte ya en territorio luso en la A-6. Esta vía es la que une las dos capitales peninsulares, así que el tráfico en algunas ocasiones puede ser un tanto pesado. Évora está rodeada por esta autopista, así que sólo habrá que estar atento a las señales para no perderse la salida, y en caso de hacerlo, unos kms más tarde podremos salir en Montemor-o-Novo y volver atrás por la N-114.

Si de lo que se trata es de llegar en autobús desde Lisboa (que fue lo que hice), los buses salen de la estación de Sete Rios (al lado de la estación ferroviaria del mismo nombre y que en los mapas del metro viene marcada como Jardim Zoologico). Los billetes se cogen en las bilheteiras de Rede-Expressos, pero la compañía que realiza el trayecto se llama EVA.

La verdad es que no merece mucho la pena ir a Évora a propósito puesto que en un par de horas ya se habrá visto lo más interesante del pueblo, ya que es bastante pequeño, y además de los monumentos citados en el primer párrafo se pueden ver algunas de sus iglesias, como la que está en la parte este de la plaza dónde se encuentra el templo romano, el acueducto que está en la parte oeste de la ciudad y otro acueducto que está engarzado entre las casas en las cercanías del templo.

Hablando del templo, en las cercanías de la ciudad hay unas ruinas megalíticas que tienen mucha fama. En la web de la ciudad se puede encontrar muy buena información en castellano.

Para comer, el restaurante chino que está en la parte sur de la ciudad cuenta con personal que habla castellano. Si nos decantamos por la comida portuguesa, entonces yo me dirigiría a "O Túnel", situado en las proximidades de la Praça do Giraldo (que vendría siendo el centro de la ciudad y dónde está la oficina de turismo regentada por "simpático" personal). Hay que callejear un poco, pero como pista puedo deciros que se iba por la parte norte de la plaza y en la primera bocacalle a la derecha y hasta el fondo (y si no es ahí, se acerca bastante). Creo que estaba en la Rúa da Alcarcova. Los precios son muy ajustados y la comida excelente, y por si fuera poco el dueño es un señor muy amable. Todo lo contrario que los de la oficina de turismo.

Sobre la comida una advertencia: el Bacalhao á Braz no tiene nada que ver con el Bacalhao á Braza o á Brasa: el primero es bacalao desmigado y mezclado con otros ingredientes y el segundo es bacalao a la parrilla. En caso de duda, el segundo también se llama Bacalhao Grelhado.

PD: A estas alturas no debería decir obviedades como esta, pero como los periodistas deportivos insisten, yo también: lh en portugués suena como la ll española, y el nh como la ñ. Así, bacalhau se pronuncia bacallau y Espanha, España. Ya puestos, el sonido ge suena algo asi como she o lle en castellano (como el John inglés).

El mapa
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Terra de Soneira y Bergantiños

Dos clases de belleza
Costa de Malpica

Praia de San Miro, Malpica (A Coruña)
Praia de San Miro

Porto de Malpica (A Coruña)
Porto de Malpica

Viaxes Illas Sisargas
Illas Sisargas

Cruz de Corme
Cruz en Corme

Mar de Laxe
Laxe

El paraíso (no está tan lejos)
Ariño, Camariñas

Cabo Vilán
Cabo Vilán

Areal de Trece no Solpor (Camariñas, A Coruña)
Areal de Trece

Man on the Moon (Camelle, A Coruña)
Museo de Man, Camelle

Castelo de Vimianzo
Castelo de Vimianzo

Hoy cogemos el coche y partimos de A Coruña en dirección a Carballo por la autopista AG-55 y vamos a visitar las maravillosas comarcas de Terra de Soneira y Bergantiños.

¿Que por qué una autopista cuando nunca las recomiendo? Simplemente porque la carretera alternativa es un hatajo (que no atajo) de curvas con demasiado tráfico y demasiado lenta para mi gusto y que responde al nombre de carretera AC-552. El firme al menos es bueno... según el tramo.

Una vez lleguemos a Carballo, casi al final de la autopista, tomaremos la salida para Malpica y llegaremos hasta Buño, dónde podremos admirar su famosa olería
(alfarería). La carretera que nos lleva hasta aquí es nuevecita y tiene una rotonda en las afueras de esta población. Si vamos por la izquierda vamos a Buño y si vamos a la derecha, vamos hacia Cambre, que es a donde podemos dirigirnos ahora.

Una vez allí seguiremos por una pista que ya está sin pintar y que prolonga a la anterior.
Cuando pasemos las últimas casas veremos que la carretera se bifurca en un ramal que sube a un campo de tiro y otro que se mete en el monte y que es el que tendremos que coger y seguir hasta que (literalmente) se termine el asfalto. El último tramo tiene bastantes curvas con pinocha en las cunetas, así que deberemos tener cuidado con el coche o podemos tener un accidente bastante tonto.

En cuanto se acaben los pinos tendremos una espectacular vista de nuestra primera parada: las playas de As Torradas y Aviño, ambas en el concello de Malpica de Bergantiños. A mí me recordó un poco a ciertas playas asturianas, que tienen forma de grieta rellena de arena y un regato que las cruza. Además está rodeada de un área de pinos radiata (no demasiado cuidados, esa es la verdad) y de otra de monte bajo. También dispone de aparcamiento y merendero (con asaderos) y casi ninguna construcción humana a la vista, lo cual es muy de agradecer. Es un arenal ciertamente precioso, como podeis apreciar en alguna de las fotos que acompañan al post.

Al subir, podemos tomar un camino de tierra a la derecha que nos llevará por el medio del pinar, y con acceso a miradores realmente espectaculares y que desemboca en una carretera asfaltada. Si seguimos hacia la derecha podemos visitar la playa de San Miro, donde termina el asfalto y luego volver sobre nuestros pasos y esta misma carretera nos lleva de vuelta a Cambre y a la rotonda de Buño.

Nuestra siguiente parada es Malpica, bello pueblo marinero donde podemos callejear un poco antes de dirigirnos a Ponteceso, aunque podemos hacer una pequeña parada para visitar la playa de Seiruga, donde desemboca un pequeño riachuelo. Se accede a ella por la carretera de Barizo.

Justo al salir y antes de cruzar el puente a Cabana está el desvío a Corme. Antes de llegar a esta villa marinera podemos parar en el mirador del Monte Branco y bajar a la playa de Balarés... y una vez en Corme, hay que visitar el Roncudo, la roca de donde se extraen los mejores percebes del mundo.

Volviendo a Ponteceso, seguiremos hasta Laxe, cuya bahía es espectacular, aunque si nos gustan los castros podemos desviarnos un momento por la carretera que va de Cabana a Baio para ver el castro "A Cibdá de Borneiro".

Una vez visitado Laxe cogeremos una pista pequeña y no en demasiado buen estado que tiene la denominaciuón de AC-433 y que termina en Carantoña. Por esta carretera se habrá pasado la parroquia de Traba, de donde salió una de las familias fidalgas de mayor influencia en esta parte de Galicia (o eso dicen sus descendientes): Los Altamira. Lo cierto es que vista desde la carretera Traba parece un lugar muy hermoso y con unas vegas fértiles. Su situación es privilegiada, aunque parece expuesta a los vientos del norte, y su costa y playa son realmente preciosas.

Al llegar al final de la AC-433 debemos seguir hacia la derecha, en dirección a Ponte do Porto (si estamos algo escasos de combustible, aquí está la última gasolinera en muchos kilómetros). Pasado Ponte do Porto vamos a ir algo más lentos, porque por aquí hay una parada y algunas cosas que ver. Si nos fijamos a la izquierda veremos como un brazo de mar, una pequeña ría, se introduce en tierra, y a lo lejos, mirando un poco hacia atrás, veremos un pazo que se erigió sobre un acantilado y que debe tener una vista impresionante de toda la zona.

Un poquito más adelante veremos un desvío a la izquierda que está señalado como "Merendero/Praias" o algo así, mientras que a la derecha hay un bar y una señalización para el cementerio de Santa Mariña. Despacito porque es fácil saltárselo.

Una vez en esta pista deberemos seguir atentos a las señales del suelo, pues nos van a mandar por una pista de tierra que deberemos seguir hasta una bifurcación. En esta bifurcación deberemos tomar el ramal izquierdo y al finalizar el mismo, retomar la pista hacia la derecha, hasta llegar al merendero y a una playa que creo que se llama Ariño y que es una preciosidad. Las fotos que saqué no le hacen en absoluto justicia, ya que es posiblemente uno de los lugares más encantadores que he visto y si tengo que pasar por allí, me detendré de nuevo.

A la hora de salir de esta playa lo mejor es que demos marcha atrás y desandemos el camino, ya que la pista continúa varios kms hasta unas casas, y la reincorporación a la carretera de Ponte do Porto a Camariñas tiene un poco de riesgo.

Camariñas es uno de los pueblos marineros más famosos de España, pero no por su labor pesquera, sino por su producto más celebrado: el encaixe de bolillos. Podemos verlos y comprarlos en varias tiendas en la zona del puerto.

Pasando el puerto y a la derecha tenemos el camino que nos lleva a Cabo Vilano, dónde se ha establecido un parque de aerogeneradores que han cambiado un tanto el paisaje, pero que explotan el perenne viento que sopla en esta zona. Seguiremos adelante y aparcaremos frente a la casa del faro (el edificio blanco de las fotos).

Ahora aviso: mucho cuidado con el viento. En Cabo Vilano normalmente sopla fuerte, muy fuerte. Así que si tenemos pensado salir del coche con pañuelos, bufandas, gorras, gafas de sol (las mías volaron dos veces) y cosas similiares, lo más seguro es que se los lleve (nunca mejor dicho) el viento.

El lado derecho del edificio blanco es lo más parecido que conozco a un túnel de viento, y en algunos días uno se puede dejar caer hasta un ángulo de 45º y notar como la corriente te impide caerte. También mucho ojito en los acantilados de la izquierda, ya que un golpe de viento inesperado puede tirarte al suelo... o al mar.

Las vistas del entorno y el mismo faro son espectaculares, y eso es lo que nos lleva al siguiente tramo de nuestro viaje, ya que una vez que salgamos del faro veremos como nada más entrar en el parque eólico hay una pista de tierra a la izquierda que deberemos tomar. Aquí mucha precaución y nada de acelerones: entre el viento y la grava si tratamos de emular a Carlos Sáinz podemos tener un buen disgusto.

Pero, esto nos lleva a poder contemplar una porción de costa realmente increíble, comenzando por la playa de Reira (en su margen oriental algún desalmado ha comenzado la construcción de una miniurbanización que es francamente horrible y está fuera de sitio), y continuando hasta el cementerio de los ingleses (en su aparcamiento deberemos dejar el coche), dónde reposan los restos de los marineros del HMS Serpent, que naufragó en estas aguas en 1890 y el increíble arenal de Trece, que cuenta con la mayor "duna rampante" de Galicia, y que viene siendo una duna que está "escalando" un acantilado y un conjunto dunar absolutamente espectacular. Un auténtico lujo. La playa está rodeada por una zona de pinar y no se ve ninguna construcción humana... salvo el cementerio de los ingleses y una cabaña de descanso para los que siguen la ruta a pie, allá a lo lejos.

Tras volver al coche seguiremos la pista hasta el final, volviendo a asfalto en las cercanías del cementerio de Santa Mariña y luego llegaremos a la carretera que une Camelle, donde se puede visitar el museo de Man y Ponte do Porto (AC-1601). Seguimos hacia la derecha y al llegar a Ponte do Porto torcemos a la izquierda, para ir hasta Vimianzo, cuyo castillo visitaremos. Buenas vistas de la zona, pero el edificio del castillo en sí y las exposiciones de la planta baja son lo más interesante.

Ya sólo nos queda una última etapa en nuestro camino, las Torres do Allo, en Zas (iremos hacia allí por la AC-552, en dirección Coruña), y al que se va por una pequeña carretera que está a la izquierda una vez pasado Baio Grande. El camino está flanqueado por árboles, lo que le da una belleza inusual, y las Torres es un pazo singular, y aque no sólo es uno de los primeros en ser construidos, sino que además su arquitectura es bastante peculiar.

La familia que las erigió, los Riobóo, eran vasallos de los Altamira y finalmente acabarían uniendo sus familias al casarse el heredero de la familia con la heredera de sus señores. Dentro de sus muros puede verse una exposición acerca de la vida en los pazos y de la fidalguía gallega.

Sobre el mapa sólo puedo decir que es una aproximación bastante mala porque muchos de los accesos (carreteras o caminos de tierra) no aparecen en Google Maps y no se pueden calcular las rutas. Así que hoy toca hacer algo más de navegación.

Soy consciente de que nos quedan atrás muchas cosas, como Verdes o Punta Nariga, pero para un día, creo que está bastante bien.

El Mapa
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Excursión en tres actos a La Rochelle

domingo, 21 de junio de 2009

Saintes - St Pierre
Catedral St. Pierre (Saintes)

Abbaye des Dames
Abbaye des Dames (Saintes)

Museo Romano (Saintes)
Museo Romano (Saintes)

St Nicolas et La Chaîne
St Nicolas et La Chaîne

Tour de la Lanterne - La Rochelle
Tour de la Lanterne

Vieux Port St. Jean D'Acre, La Rochelle
Vieux Port

Tour de la Lanterne
Tour de la Lanterne

Muelle de Submarinos Alemanes (La Pallice, LR)
Muelle de Submarinos Alemanes

Eglise de Esnandes (4000 visitas!!!)
Eglise de Esnandes

Lo primero: la gasolina en Francia es muy cara. Es por eso que los franceses van en masa a repostar a Irún, y deberíais plantearos llenar el depósito antes de cruzar la frontera.

Dicho esto, prosigamos. Aunque no conozco demasiado Francia, las dos cosas que más me llamaron la atención son el País Vascofrancés, bellísimo, y la espectacular desembocadura de la Garonne, en Burdeos (Bordeaux). También es espectacular la zona de Las Landes, que son kilómetros y kilómetros de pinares en un terreno completamente llano. Estos bosques están cuidados y bien gestionados, puesto que están ahí para produccción maderera. Se habla muy bien de las playas de esta zona, pero no las conozco.

Mi recomendación es salir muy temprano de Irún para llegar a Saintes, la parada más importante de nuestro camino con luz y con tiempo: Saintes es para mí imprescindible .

¿Qué ver en este bello pueblo? pues partiendo de la estación de ferrocarril, iría hacia la Av. Gambetta, y seguiría las señales hacia el Auberge de Jeunesse (en el albergue podéis pedir mapas de Saintes) para ir a la Abbaye des Dames (preciosa, como podéis ver en la primera foto).

Una vez vista seguiría hacia el Auberge, y al salir del jardín torcer a la derecha y luego a la izquierda, en busca de la pasarela sobre el río. Justo al pie de esta está el Museo Romano (segunda foto: carísimo entrar en la nave, pero lo que tienen fuera está bien). Siguiendo por la orilla, río arriba, veremos el arco del triunfo de Adriano.

Al otro lado del río ya podremos ver la cúpula de St. Pierre, la catedral. Para ir desde el arco yo iría por la pasarela de antes, y luego seguiría la calle que empieza justo enfrente, y así nos tropezaríamos de lleno con esa mole.

Para ir de aquí a St Euthrope, nuestro siguiente punto de interés en la ciudad, cogería una calle de piedra que comienza delante de St. Pierre, a la derecha, paralela al río. Peatonal, muy bonita y te lleva de nuevo a Gambetta, al teatro y al palacio de justicia.

Seguiría Gambetta a la izquierda, y después, al llegar a una rotonda, a la izquierda nuevamente (Cours du Marechal Leclerc, creo). Por allí debería haber señales al anfiteatro Galorromano (impresionante, también) y a St Euthrope, que por cierto, es parada del Camino de Santiago. Elegid qué queréis ver primero, porque yo iría a ambos.

De todas formas, y por si hay problemas de señales, para ir al anfiteatro hay unas escaleras justo delante del hospital y la explanada que hay a la izquierda poco después de girar en la rotonda (esta explanada es la estación de buses, por increíble que parezca: ni una mala marquesina cuando fui) y para ir a St Euthrope hay que seguir un poco más adelante por Marechal Leclerc, y ya veis su enorme campanario. Por desgracia no tengo una buena foto de esta iglesia.

Si tenéis tiempo podéis acercaros al acueducto (y me enviáis una foto, ya que no pude verlo)

Y de aquí a La Rochelle. Si tenéis tiempo podéis acercaros a Rochefort, que tenía un casco urbano interesante, aunque no tuve mucho tiempo de visitarlo.

Día 1: L'Île de Ré

Cualquier cosa sobre la Île de Ré, consúltala en esta entrada anterior. Creo que se puede recorrer en una tarde (o en una mañana si madrugáis). Yo lo hice en más o menos ese tiempo e iba en bici... así que si vais en coche, chupado.

Por la tarde podéis ir al continente y dirigiros hacia el norte (dirección Charron/Luçon), hacia Esnandes (pronúnciese "ah-nande") y Marsilly, para ver sus curiosísimas iglesias. En Marsilly, delante de la iglesia, vivió Georges Simenon, el creador del comisario Maigret, y tal vez ver la impresionante base submarina de Port Neuf/La Pallice, en la misma La Rochelle, dónde Wolfgang Petersen rodó Das Boot.

En lugar de tenerla recuperada, para no olvidar lo que pasó ni por qué pasó, la tienen abandonada, y si no fuese a prueba de bombas (literalmente) ya se habría caído. Pasa lo mismo con los búnkeres y todo vestigio alemán por la zona.

Si alguien os recomienda ir a Charron, ni puto caso: yo lo hice y no tiene hay que ver, salvo la desembocadura de la Sèvre, que es un río completamente enfangado (imaginad el panorama). Su puerto consiste en un espigón de hormigón que termina cubierto por el agua y el lodo, y en el tienen base algunos barquitos que se dedican a la mitilicultura (el cultivo del mejillón, para entendernos), que es una de las principales idnustrias de la zona. Si sois ornitólogos sí que os puede interesar: con tanto lodo la zona está llena de aves limícolas.

Día 2: La Rochelle

Sobre La Rochelle... lo dicho, si puedes ir un primer domingo de mes, las torres (sexta foto, la Chaîne y La Lanterne) tienen visita gratis. El resto de los días es un poco caro entrar. Merece la pena visitarlas todas, aunque sólo sea por los graffitis (grabados en relieve realizados por prisioneros, enfermos, militares y otros habitantes de las torres, aprovechando la blandura de la roca) y las vistas. Si teneis que elegir una, Saint Nicolas.

La oficina de turismo queda en el colorista barrio del Gabut (casas de madera pintadas de colores vivos, que se ven en la séptima foto en el extremo derecho). Os recomiendo haceros con un mapa de los que dan allí. El Gabut queda al lado de la Tour de St Nicolas (la alta con el banderón de Francia), en el puerto viejo. No dejéis de ver tampoco el Pont du Gabut, ya que estamos. La zona del puerto es sin duda lo mejor de la ciudad, ya que aquí están las tres torres, La Grosse Horloge, el puerto antiguo y alguna iglesia como St. Sauveur y otros edificios bonitos. Fuera de aquí recomiendo la estación del tren.

La Place de Verdun puede ser interesante, aunque más interesante es el camino desde el puerto viejo hasta la misma (sobre todo si pasamos por su estupendo consistorio). La catedral es una especie de búnker sin ningún valor estético, y queda en dicha plaza.

Ya que nos acercamos a la primavera, si vais con niños, no dejéis de ver los Jardines de Le Mail con su minizoo, yendo desde la Tour de la Lanterne, a través del molino de mareas y siguiendo la costa hacia el Oeste. Al llegar al Casino, preguntad.

Otro punto de interés similar es el Parque de Les Minimes (desde el pont du Gabut, seguir av. Michel Crepeau, pasar por el puerto deportivo y seguir al otro lado de la bahía) cerca de la Universidad (tiene un curioso edificio principal, con forma de poliedro, el Technoforum). En el parque lo interesante es irnos hacia el cabo, dónde han construido una réplica del Faro del Fin del Mundo.

Puede resultaros curioso la cantidad de banderas vascas de toda la zona, pero ya que me necesitamos un sitio para comer, en Les Minimes, entre el puerto deportivo y la playa de Les Minimes hay una tasca vasca... pero ni idea de precios, ni de si está bien ni nada más... y recomiendo esto porque la comida francesa a mi no me resulta precisamente emocionante.

No creo que os dé tiempo a acercaros a Rompsay para pasear, a pie o en bicicleta, por la orilla del canal de Marans, ni tampoco para el túnel de St. Leonard. Una pena, pero si os sobrara, id. Merece la pena. Sobre esto, deciros que en la Place de Verdun alquilan gratis bicicletas por un par de horas. Después empiezan a cobrar, pero sigue siendo una buena idea coger una para moverse por la ciudad.

Por la noche un paseo por el viejo puerto puede depararnos agradables sorpresas como la de la novena foto. Excepto los fines de semana no hay mucho movimiento en la ciudad, pero algún bar o kebap siempre hay.

Viniendo

Volvería a madrugar e iría hacia Rochefort, que no conozco mucho pero me llamó la atención, y La Île d'Olerón, que me han dicho que es mucho mejor que Ré (pero no conozco). También me hablaron muy bien Royan y de unos bosques en la misma desembocadura de la Garonne, con playas kilométricas y desiertas (pero ni idea), así que iría por allí para ir a Burdeos y enfilar hacia España.

El Mapa
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La ruta de Os Ancares

viernes, 19 de junio de 2009

A Muralla
Lugo

Os Ancares desde Degrada
Os Ancares desde Degrada

Auga Ancarina
Fuente en Os Ancares

Samos
Samos

Belesar
Sequía en Belesar

Os propongo una bonita ruta que nos va a llevar desde Lugo hasta los Ancares y vuelta, pasando por O Cebreiro y Portomarín.

Si no conocemos Lugo, evidentemente nuestra primera parada debe ser un pequeño paseo por las murallas romanas de la ciudad, catalogadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pueden parecer feas, pero es todo un milagro que una obra tan antigua permanezca hasta nuestros días (si bien es cierto que algunas partes han sido reconstruidas una o más veces y que le añadieron puertas que no existían).

Mi recomendación para salir de Lugo es coger la Avenida de Madrid, y después la N-VI para incorporarnos a la A-6 en cuanto nos sea posible, y seguir en dirección Madrid hasta pasar la salida para Becerreá (norte).

Si andamos justos de combustible es necesario repostar aquí: durante muchos kilómetros no veremos otra gasolinera.

Desde Becerreá nos dirigiremos a San Román de Cervantes, a partir del cual la carretera se convierte en una vía bastante estrecha estrecha (si pillas un tractor, paciencia, mucha paciencia). A partir de aquí espacios abiertos, grandes valles y unas vistas impresionantes de los Ancares. Es la típica montaña gallega, poco escarpada y de mucha ondulación que tanto me gusta.

Degrada es un sitio interesante de conocer: hay un albergue para esquiadores y montañeros, en lo alto, con una vista impresionante, y tras subir una cuesta con un escalofriante 15% de pendiente. Degrada misma tiene una vista increíble.

Tras pasar Degrada ya sólo nos quedan 15 kms para llegar a Piornedo, por una carretera que es todo curvas, y dónde encontraremos fuentes preciosas dónde podremos rellenar nuestras botellas para el resto del viaje.

Piornedo es un pueblo prerromano cuyas casas antiguas tienen un tejado de paja... son las llamadas pallozas, que constituyen uno de sus principales encantos, aunque comienzan a proliferar las casas grandes de ladrillo y tejado de pizarra... una pena, pero el invierno allí es lo suficientemente crudo (yo lo sé) como para no tenérselo en cuenta a los habitantes. A partir de Piornedo podemos realizar multitud de rutas de senderismo.

Piornedo casi queda en la frontera con León (a dónde se va siguiendo por la carretera por la que hemos venido), aunque nosotros volveremos sobre nuestros pasos en dirección a Donís, dónde seguiremos por la carretera que va a Cela y Doiras. Este último pueblo tiene un castillo interesante de fotografiar y con unas estupendas vistas.

En Doiras tomaremos la LU-723 a la izquierda. Al llegar a la frontera de Galicia con Castilla y León veremos unas casitas y una pista que se mete a la derecha que comienza con un cartel que indica "O Cebreiro" o "Pedrafita do Cebreiro" (no recuerdo exactamente). Esta pista no aparece en ningún mapa de los que he consultado y sigue durante en parte el trazado de la frontera. Tampoco en el de Google Maps, pero en la vista por satélite, es bastante fácil de ver.

Aunque no aparece en los mapas, esta carretera es un atajo tremendo, que al cabo de unos pocos kms nos dejará en Pedrafita. Está en buenas condiciones, y sólo tiene una intersección dudosa, en una curva cerrada, con otra carretera que tampoco sale en los mapas. Tomad la ruta de la izquierda. Si no os fiais, pues esta carretera llega a Ambasmestas, donde podemos coger la A-6 en dirección Coruña hasta Pedrafita.

Nuestra siguiente parada es el santuario de O Cebreiro, primera parada del Camino de Santiago (Camino Francés) en tierras gallegas. Para ello buscaremos la LU-633 (saliendo de la gasolinera en dirección Ponferrada y luego fijarse a la derecha), y al cabo de unos pocos kilómetros lo veremos. Lo interesante de este santuario, además de sus vistas y su arquitectura es el Santo Grial (uno de los muchos), aquí custodiado.

Este copón es el que aparece en el escudo de Galicia, rodeado de siete cruces que representan a las siete provincias del Antiguo Reino de Galicia.

Siguiendo camino, pasaremos el Monumento al Peregrino del Porto de O Poio y llegaremos sucesivamente a Triacastela y después a Samos, dónde podemos visitar su famosa abadía, también parada importante del Camino, y donde vivió el famoso Padre Feijóo, que tanta importancia tuvo en la cultura gallega.

De Samos iremos a Sarria, dónde tendremos las gasolinas más baratas de todo el recorrido (CC. Eroski) y después a Portomarín, cuyo pueblo original está sumergido bajo las aguas del embalse de Belesar y que ha sido reconstruido, con lo cual veremos un agradable conjunto arquitectónico en perfecto estado en torno a su gigantesca y preciosa iglesia (otra de las paradas importantes del Camino).

En Portomarín se pueden practicar deportes náuticos sobre las aguas del embalse y probar los fenomenales tintos de la "Ribeira Sacra", comarca de la cual es una de sus capitales, y cuando bajan las aguas del embalse, podemos ver los restos del pueblo y los pilares del viejo puente medieval.

Y desde aquí, ya sólo nos queda regresar a Lugo

El Mapa
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La Ruta del Miño, de Ribadavia al Monte Santa Tecla

jueves, 18 de junio de 2009

Castrelo de Miño (9000)
Castrelo de Miño

Festa da Istoria 2004, Ribadavia - Ourense, Spain
Festa da Istoria

El Miño desde el Tren en Filgueira, Crecente - Pontevedra
Filgueira, Crecente

Aduana de Ponte Barxas, lado portugués
Aduana de Ponte Barxas

Presa de Frieira
Presa de Frieira

A Peneda, Arcos de Valdevez - Minho, Portugal
A Peneda, Arcos de Valdevez

Torre de Lapela
Torre de Lapela

A Pesca da Lamprea (Salvaterra de Miño)
Pesca da Lamprea

Claustro de Sanfins (Valença do Minho, Portugal)
Claustro de Sanfins

Valença do Minho
Valença do Minho

Valença do Minho
Valença do Minho y Tui

Mte Santa Tecla, A Guarda - Pontevedra
Mte Santa Tegra

Esteiro do Minho en Caminha (Minho, Portugal)
Sta Tegra y estuario del Miño

Nuestro viaje comienza en Ribadavia, capital del Ribeiro, comarca de afamados vinos (aunque, en confianza, no se pueden comparar con uno de los albariños del Condado do Tea).

En esta zona podemos practicar deportes náuticos en el cercano Castrelo de Miño, cuyo embalse aparece en la primera de nuestras fotos, o pasear por el "Barrio Xudeu" (Barrio Judío), o visitar su antiguo castillo. Si van en agosto no se pierdan la fiesta medieval de la Istoria.

Saliendo de Ribadavia deberemos elegir entre las carreteras OU-801, que les llevará por la margen derecha del embalse de Frieira hasta que pasando Filgueira deban cruzarlo, o bien ir por Arnoia, tierra de afamados pimientos (la fiesta del pimiento es también en agosto). Ambas rutas nos llevarán a través de hermosos paisajes y volverán a unirse en la villa balnearia de Cortegada.

Dejando atrás Cortegada en dirección a Padrenda, y un poco después de cruzar el puente sobre el Deva encontramos un pequeño terrenito donde detener el coche y disfrutar de una estupenda vista sobre el Miño y la desembocadura del Deva.

Continuando la marcha, al llegar a Ponte-Barxas en el concello de Padrenda, está la vieja aduana por donde entramos a Portugal, en el lugar de São Gregorio, y siguiendo la carretera río abajo, podemos ver un par de miradores privilegiados sobre el Río y la pontevedresa comarca del Paradanta. Finalmente llegaremos a Melgaço.

Melgaço tiene un afamado balneario y una hermosa torre medieval y es el final de la zona del Vinho verde portugués y es también la puerta al Parque Nacional A Peneda-Gêres , cuya visita es muy recomendable.

Pasado Melgaço donde podemos elegir entre dos alternativaas:

La primera es seguir hacia Monção, también villa balnearia y cuyos Alvarinhos gozan de gran fama y son otra forma de entender la uva albariña que cultivamos en el margen gallego del Miño. Monção tiene asimismo fortificaciones que se utilizaron durante las guerras fronterizas entre españoles y portugueses.

La segunda es cruzar a Arbo, tierra de lampreas (sus fiestas gastronómicas son la Fiesta de la Lamprea, y la Fiesta de la Lamprea... seca) y vinos, para proseguir camino hacia Salvaterra de Miño dónde se puede visitar el Museo del Vino, o las cuevas de Doña Urraca, uno de los últimos vestigios de su fortaleza.

En cualquiera de los dos casos, al llegar a Salvaterra o Monção podemos cambiar de margen del río a través del puente internacional que une ambas villas.

De continuar por el margen gallego, seguiremos el tramo antiguo de la PO-510, en dirección "Fillaboa" y no se preocupe por el cartel que pone "carretera cortada" y justo antes de cruzar el Río Tea hacemos un alto y para conocer el puente medieval de A Fillaboa, y pasear por la ribera del Tea hasta su desembocadura en el Miño. Merece la pena y hay varios sitios para bañarse en verano.

Cruzaremos ahora el puente y tenemos que torcer por una pequeña carretera que sube hacia la izquierda, bordeando la enorme Granxa Fillaboa. Precaución en este tramo: curvas de visibilidad reducida.

En el siguiente cruce hay que torcer a la izquierda para entrar en Arantei. Justo antes de llegar al núcleo principal de la parroquia se puede ver el blasón de los Troncoso en la pared de un viejo pazo, y a continuación la iglesia parroquial, del siglo XVIII.

Seguiremos esta carretera hasta su final y enlazaremos con la PO-510, que nos conducirá a Tui. Antes de ello, si encontramos el cartel de Adegas Gándara podemos hacer un alto y probar sus deliciosos vinos.

Lo siguiente que veremos será Caldelas de Tui, que dispone de un interesante Balneario donde alojarse y tomar unos relajantes baños. En Caldelas se celebran las fiestas de la Virxe da Rocha (Virgen de la Roca) a principios de septiembre. Es una de las verbenas populares con más fama del sur de la provincia.

Luego, en Guillarei, justo al cruzar el puente bajo la vía ferrea podemos torcer a la izquierda y visitar la playa fluvial de "A Areeira" y luego ir a Tui a través de las Veigas do Louro, una llanura aluvial formada en la confluencia de los ríos Miño y Louro, y cruzando este río por encima de un interesante (y estrecho) puente medieval.

Ahora vamos con la variante portuguesa. Para ir hasta Valença do Minho tenemos dos opciones: la ecopista (para peatones y bicicletas), o la N-101 (si vamos en coche). En cualquier caso, es interesante detenerse a ver la torre de Lapela.

Si nos desviamos en el cruce de Gondomil, podemos hacer una pequeña excursión por el monasterio abandonado de Sanfins, el mirador de Santo Ouvidio y el mirador del Monte Facho para luego bajar hasta Valença, a donde hubiésemos llegado de no desviarnos.

En Valença es visita obligatoria a sus murallas, en excelente estado y a sus tiendas. El mercado se celebra los jueves, en un recinto al sur de la muralla

Ambas rutas se unen otra vez en Tui. Por cierto, el puente que aparece en la foto lo construyó Eiffel (sí, el mismo de la Torre parisina). Tui dispone de un interesante casco antiguo y es impresionante su catedral fortificada con mezcla de gótico y románico.

También podemos subir al Parque Natural del Monte Aloia, dónde hay miradores desde los que se puede apreciar la zona costera de Pontevedra, desde A Guarda hasta Arousa y el valle del Miño desde As Neves hasta la desembocadura

El viaje prosigue río abajo, entrando en la comarca do Baixo Miño, cuya llana orografía nos habla de un pasado bajo las aguas del río, pasando por Tomiño, donde no deben dejar de ver la Torre de Pedro Madruga, O Rosal, dónde puede adquirir mirabeles, una sabrosa fruta que en España sólo se cultiva en esta zona y visitar el puerto de A Guarda.

Para quien le guste el pulpo, como a mí, puede comprarlo a los pescadores, aunque deberemos llevar algún recipiente con agua para mantenerlo fresco.

Nuestro viaje toca a su final subiendo al cercano Monte de Santa Tegra dónde está un castro estupendamente conservado (última foto) y un mirador privilegiado del Baixo Miño y la costa norte portuguesa.

El Mapa

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