L'île de Ré (Francia)

miércoles, 17 de junio de 2009

Tour de la Lanterne
Tour de la Lanterne-La Rochelle


Puente Sablanceaux-La Pallice
Puente Sablanceaux-La Pallice


Bande Cyclable, Rivedoux-Plage (île de Ré)
Bande Cyclable


Nôtre Dame des Châteliers
Nôtre Dame des Châteliers


La Flotte-en-Ré
La Flotte-en-Ré


Puerto de St Martin de Ré
Puerto de St Martin de Ré


Ancient Phare des Baleines
Ancien Phare des Baleines


Blockhaus (búnkers alemanes en el Phare des Baleines)
Blockhaus
Con motivo de la Eurocopa de 2016 y dado que la Selección Española va a alojarse en esta isla voy a reeditar un poco este post apoyándome en lo que recuerdo y en algunas viejas fotos.

Hoy nos vamos a la Île de Ré, en el departamento francés de la Charente-Maritime.

La capital del departamento es la ciudad de La Rochelle, famosa entre otras cosas por haber sido asediada por Richelieu durante las Guerras de Religión que asolaron Francia.

Richelieu intentaba acabar con el protestantismo que se extendía por el país y uno de cuyos principales bastiones era esta ciudad. Esta guerra aparece retratada en "Los Tres Mosqueteros". A pesar de ser Richelieu un cardenal católico esta persecución era más por motivos políticos que religiosos al cuestionar los protestantes la autoridad Real.

La Rochelle en sí es una ciudad con más fama que belleza, al menos a mi juicio (y tuve varios meses para verla), y salvo las torres que cierran su puerto y el antiguo faro de La Lanterne poco más tiene para ofrecer al visitante. Si acaso un paseo por el canal de Marans en bicicleta. Por tanto, nos olvidaremos de la ciudad y nos acercaremos a la Île, que es lo más interesante de los alrededores de la capital.

Île de Ré es una isla que gana si la visitas en bicicleta ya que puedes meterte por lugares por donde no pueden ir los coches, como bandes cyclables y carreteras de tráfico restringido. De hecho, me quedó la impresión de que el medio de transporte principal de los isleños es la bici.

El segundo es que del 11 de septiembre al 20 de junio (puede bailar un poco el día según el año) entrar en la isla tiene un peaje alto, de 8 euros ida y vuelta y el resto del tiempo se duplica este importe, para los turismos. Aún así mucha gente que trabaja en La Rochelle vive en esta isla, ya que hay planes que te abaratan el peaje y el alquiler en la capital departamental es un atraco y se termina amortizando. De hecho, yo tuve que vivir en un cámping durante mi Erasmus porque era lo más razonable.


El puente de acceso a la Île de Ré mide tres kms de largo, y es una estructura impresionante. Puede cruzarse en coche (con peaje), y además tiene dos carriles en cada sentido para peatones y bicicletas (gratuítos). Una vez que crucemos el puente nos meteremos en el carril bici que se ve en la foto (aunque la foto está tomada en dirección al puente desde la isla), y que deberemos seguir hasta que un kilómetro más adelante cruce la carretera y se adentre en el bosque.

En este momento deberemos abandonarlo y seguir por la carretera, uno de los pocos tramos que se comparten con los coches.

Una vez pasada la recta de bosque de Rivedoux-Plage, que es el pueblo que acabamos de cruzar, veremos a mano derecha un castillo que ignoré triunfalmente porque es privado, no puede ser visitado y no estaba en buen estado. Aparte, parece que es uno de los castillos más inútiles jamás construido ya que nunca resistió un asedio y ni siquiera está en una posición estratégica.

Así que nos lo saltamos y vamos a algo que está al lado y es mucho más interesante: la abadía derruida de Abbaye de Nôtre Dame des Châteliers. No tuvo una vida cómoda este edificio: construido en el siglo XII y abandonado definitivamente en el XV tras varias incursiones inglesas, guerras civiles y finalmente durante las Guerras de Religión fue incendiado y definitivamente abandonado. Luego sus piedras fueron canibalizadas y si llega hasta nuestros días es porque la usaron como ayuda para la navegación.

Siguiendo por un camino de barro y grava llegamos a La Flotte-en-Ré, que es un pequeño pueblo de pescadores que cuenta con un bonito puerto y el inevitable monumento a los caídos por Francia en las guerras mundiales, que está presente en prácticamente cada municipio del país.

Siguiendo por la carretera vieja y luego por una vía de servicio al lado de la nueva nos acercaremos al cercano St. Martin de Ré, la capital de la isla y el pueblo más bonito de la misma, con unas preciosas murallas, un hermoso puerto pesquero y una curiosa iglesia a medio destruir.


Es una ciudad muy bien conservada, con una arquitectura preciosa y el puerto es una debilidad para mi. Una de las razones por las que volvería a esta isla sería por volver a perderme por sus calles. Para los amantes de la vida nocturna, La Flotte y St Martin son los dos lugares donde más animación van a encontrar.

Pasando St. Martin cogeremos un carril bici que nos llevará por la orilla del mar, y podremos apreciar la bahía de Loix, un pueblo que pude visitar, y bordeando La Couarde nos adentraremos en Les Marais de Ré, las marismas dónde la gente local cultiva ostras y mejillones, entre otras especies de moluscos. La carretera por la que vamos casi no tiene coches ya que tan sólo los propietarios de una explotación tienen permitido su paso por aquí en vehículos de cuatro ruedas.

Pronto veremos Ars-en-Ré, un pequeño pueblo cuya principal característica, además de un bonito puerto (muy diferente a los anteriores) tiene una iglesia cuya aguja ha sido horriblemente pintada de blanco y negro. Su puerto, en medio de las marismas es un poco curioso que ver, pero salvo esto, el pueblo no tiene nada más que ofrecer.

Proseguiremos nuevamente por los Marais, para llegar a una zona en la que empiezan a aparecer prados donde varias docenas de caballos pastan apaciblemente.

Al llegar a la carretera la seguiremos hasta Les Portes-en-Ré y la Fôret du Lizay (aunque considero que ese pueblecito es una pérdida de tiempo) o bien (y esto lo recomiendo) nos acercaremos al Phare des Baleines, donde veremos sus dos faros: la rígida y alta torre del faro actual y el encanto del viejo faro, que es tan antiguo que en su torre se encendía una fogata para avisar a los barcos de la presencia de la isla.

También es curioso ver los restos de dos Blockhaus (búnker) alemanes en la playa ya volcados tras haberse comido el mar la tierra que los sustentaba: aún así siguen intactos, como puede apreciarse en la fotografía.

Queda volver, y recomiendo hacerlo por la orilla sur de la isla para ir al abrigo del viento, por St Clément des Baleines (yo no lo hice porque no sabía este detalle y tuve que comerme un temporal con viento en contra tremendo que me hizo bajar el puente andando... porque no conseguía avanzar ni pedaleando cuesta abajo), y así podremos visitar St Marie de Ré y su iglesia, y hacer una bonita visita a los viñedos de la isla (según parece el vino de la zona tiene cierta fama), bordear la playa de Sablanceaux (larguísima y también con un par de búnkeres) antes de regresar a tierra firme.

PD: Ya sé que las fotos son muy malas y parecen haber sido sacadas con un móvil cutre, pero es todo lo que podía hacer un fotógrafo bisoño con una compacta de 2mpx hace 13 años.

El mapa

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