Serra de Tramuntana (IV): Valldemossa

domingo, 7 de diciembre de 2014

La Cartuja de Valldemossa (Mallorca, España)
Cartuja de Valldemossa


Sant Bartomeu de Valldemossa (Mallorca)
La Cartuja


Cruce de Caminos (Valldemossa, Mallorca)
Cruce de Caminos


Palau del Rei Sanxo (Valldemossa, Mallorca)
Palau del Rei Sanxo


Valldemossa (Mallorca, España)
Ciudad Vieja


Más plantas (Valldemossa, Mallorca)
Ciudad Vieja


Calles de Valldemossa (Mallorca, España)
Cerca de la Cartuja


La Serra de Tramuntana es Patrimonio de la Humanidad por sus valores paisajísticos, pero también por su huella humana. Lugares como Valldemossa, con su hermosa arquitectura, contribuyen notablemente a que haya conseguido esta distinción.

Tal vez no tan conocida como Sóller o Deià, y desde luego menos que Formentor, Valldemossa se ubica en un entorno privilegiado y con un clima tan benigno que alguno de los reyes de Mallorca la tuvieron como una de sus residencias preferidas, sobre todo durante los meses más calurosos.

De estas estancias reales quedan algunos edificios y todo lo que es y fue el recinto de la Cartuja de Valldemossa un enorme edificio, incompleto, que se encuentra en la parte alta de la villa, rodeada de jardines.

La Cartuja original se construyó por deseo de Jaime II, que la construyó para su hijo Sancho. Más tarde uno de sus sucesores, Martín el Humano, entregó todas las posesiones de la corona en Valldemossa a los monjes cartujos, cuyo nombre ha pasado al edificio, menos la parte conocida como Palau del Rei Sanxo.

Hoy en día la Cartuja es un museo y sirve de dinamizador para las numerosas actividades culturales del municipio.

Pero la historia de Valldemossa empieza mucho antes, durante la ocupación musulmana de la isla, aunque se supone habitada desde antes. El topónimo Valldemossa sería la evolución a lo largo del tiempo del primitivo nombre de "Valle de Muza", quien habría sido el señor de estas tierras.

Aunque normalmente se habla de Valldemossa por las grandes figuras del pasado que vivieron temporalmente aquí, si hay alguien a quien los lugareños dan importancia es a Santa Catalina Tomás, la única santa mallorquina y que nació y se crió en estas tierras, aunque finalmente falleciese y fuese sepultada en Palma de Mallorca, donde aún permanece su tumba.

Paseando por las calles de Valldemossa es fácil ver que en las calles de la parte vieja de la villa se encuentre una plaquita en la puerta de su casa para solicitar su protección.

Me gustó mucho el paseo y el contraste entre la parte más cercana a la Cartuja, mucho más amplia, abierta y recta, y la parte más antigua y popular, con esas callejuelas que se adaptan al terreno y se entrecruzan en un aparente caos que no lo es tanto para los lugareños.

Esta arquitectura es lo que hace que la villa tenga la fama y el turismo que tiene. Hacer buena arquitectura y mantenerla ha sido el secreto del éxito de la ciudad y es el mayor atractivo y reclamo, junto con el espectacular paisaje que la rodea.

Al igual que Deià,Valldemossa siempre ha tenido una relación muy especial con el arte y fue lugar de refugio, residencia o destierro para artistas tan reconocidos como Chopin, que compuso aquí sus "Preludios op. 68" y su entonces pareja George Sand, que escribió mientras tanto "Un invierno en Mallorca".  La razón de su estancia era buscar un clima más benigno para la enfermedad de Chopin, que allí sería diagnosticado de tuberculosis.

Otros ilustres residentes temporales fueron Miguel de Unamuno, Azorín, Rubén Darío y Jovellanos.

Aún hoy numerosos pintores viven, trabajan y tratan de vender sus obras en pequeños talleres por toda la ciudad, sobre todo en los alrededores de la Cartuja.

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