Sanlúcar de Guadiana (Huelva, Andalucía): La tirolina que une a dos países

miércoles, 19 de junio de 2019

 
 El Guadiana es la mayor frontera fluvial entre España y Portugal.

Desde el momento en que el Guadiana toca la frontera portuguesa, entre Badajoz y el lugar de Ajuda (Elvas, Alentejo), hasta su desembocadura entre Ayamonte y Vila Real de Santo António, y con la excepción de un tramo en el cual se convierte en un río completamente portugués, sus orillas ven a numerosas localidades que antes antes estaban separadas y ahora unidas por él.

Una de estas villas es Sanlúcar de Guadiana, en la provincia de Huelva, cuyo fuerte guardaba la frontera española. Frente a él está Alcoutim, en el Algarve. Y ambas están unidas por la única tirolina internacional de Europa.

 

Sí, sí. Una tirolina. Un cable de acero que va desde Sanlúcar hacia Alcoutim, así que si uno es un aventurero o quiere vivir una experiencia raruna para contar a sus amigos aquí tiene una buena idea.

Pero si a uno no le gusta correr tantos riesgos para cruzar de un país a otro tiene la opción de hacerlo en barco, que es mucho más relajado.

Después de haber visto la grandiosidad del Lago Alqueva cerca de Monsaraz, el Guadiana en este tramo es un río pequeño. Como el Miño en Tui o incluso menos. Y navegable. Aún así la tirolina tiene una longitud de unos 720 metros.

Y no son los únicos deportes acuáticos que podrías practicar aquí: flyboard, kayaks, waterball... la oferta es amplia. Y por supuesto, navegar en barco.

 

En los puertos de Alcoutim y Sanlúcar hay barcos bajo diferentes banderas, lo que indica que han remontado el río desde la costa, a unos 40 kms río abajo. En el lado español hay algunos bares cerca del puerto desde los cuales se puede ver el río, que baja tranquilo en este punto y los pocos barcos que lo navegan.

Si os parece extraño que se remonte tanto el río, puedo deciros que se considera navegable hasta el salto de Pulo do Lobo. Y que si no fuese por ese salto de media docena de metros el río sería navegable hasta Villanueva de la Serena, bien dentro de Badajoz. De hecho Mértola, que está como a 70 kms de la desembocadura, era un importante puerto comercial durante la antigüedad y hasta allí llegaban fenicios y cartagineses. Y hasta allí llegan las mareas. En Sanlúcar se notan mucho más y alcanzan un diferencial de unos dos metros entre bajamar y pleamar.

Las calles tienen poco movimiento pero son bonitas, de casas blancas hechas con gusto y cuyas ventanas a veces están toldadas. El suelo es de adoquín y no hay muchos coches aparcados. Me dio una sensación de lugar pacífico, sin mucho estrés y sin mucho ruido. Un lugar tranquilo ideal para el descanso.

 

Sanlúcar de Guadiana fue fundada por los portugueses tras haber sido reconquistado el lugar por parte de Sancho II. Hasta entonces el territorio en que se asienta el municipio formaba parte de la Taifa de Niebla (Huelva). Más adelante pasaría a manos castellanas, cuando el Guadiana pasó a ser frontera.

En un cerro en las cercanías de Sanlúcar se encuentra el Castillo de San Marcos, propiedad del ayuntamiento y que ha conocido etapas de ruina desde el final de su uso militar. El día que fui no estaba cerrado (¡comprobad el horario!) y me horrorizó ver sus muros pintados de blanco desde el lugar en que se cerraba el acceso. Por si os pasa lo mismo que a mi y se os da por buscar fotos del lugar veréis que antes de que se pintase (o se encalase, no puedo asegurar cómo se hizo) sus muros ya presentaban trazas de haber tenido este mismo color en el pasado.

 

Las vistas desde el castillo son estupendas, aunque sólo he podido disfrutar de ellas en foto. Desde allí hay una buena vista de Sanlúcar a un lado y de Alcoutim atravesando el río. Dentro del castillo hay un centro de interpretación que me hubiese gustado visitar.


También debe haber buenas vistas desde los molinos de viento que se encuentran al sur de Sanlúcar, pero se me hacía un poco tarde y quedarán para otra visita.

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