Ponta de São Lourenço, Caniçal
Ponta do Castelo, Caniçal
Marina da Quinta Grande, Caniçal
Mirador do Resto, Caniçal
Ribeira do Faial, Santana
Penha d'Águia (Faial, Madeira)
Arco de São Jorge, Santana
Praia de São Vicente
Antigua carretera cortada
O Véu da Noiva
Piscina de Seixal
Mirador da Eira da Achada
Igreja da Ribeira da Janela
Ribeira da Janela
Salida de Ribeira da Janela
Piscinas de Porto Moniz
Porto Moniz
Calhau de Achadas da Cruz
Mirador da Lombada Velha
Desde el mirador da Lombada Velha
Al igual que Gran Canaria, Madeira es un continente en una sola isla y hay una diferencia muy marcada entre varias de sus regiones. En Madeira veremos zonas áridas y zonas selváticas. Zonas europeas y zonas africanas. Zonas lluviosas y zonas de clima más seco.
Hoy vamos a recorrer la costa norte, desde la Ponta de São Lourenço en el este hasta el mirador de Lombada Velha en el oeste.
Empezaremos en tierras de Caniçal, Machico, la freguesía más oriental de la isla y la zona más árida de la misma... tanto que parece como un anexo extraño a una isla muy verde y húmeda. Una de las razones para construir las primeras levadas, acequias que recorren la isla, fue la de llevar agua a estas tierras. Al igual que por el resto de la isla hay rutas de senderismo que recorren toda la zona y, en este caso hay una cortita, hasta la Ponta do Castelo, y otra más larga que te lleva hasta la punta misma.
Aunque esta es una zona no demasiado turística por lo pelado del sitio, sin embargo hay alguna urbanización de las mejores, como la Marina da Quinta Grande.
No hay que olvidarse de visitar el Mirador do Resto, al que se va desde la última rotonda antes del aparcamiento, ya que desde allí se puede ver el norte y el sur de la isla de forma simultánea.
Para llegar a Porto da Cruz tendremos que bajar hasta Machico y coger la especie de vía rápida que recorre el norte de la isla. Ir todo por la costa es imposible en este tramo ya que es tan abrupta que no existen carreteras.
Al igual que muchos de los pueblos de la isla, sus playas no son demasiado buenas ya que la poca arena que había ha sido empleada en la construcción y lo que queda son guijarros de buen tamaño. Y tampoco recuerdo nada reseñable arquitectónicamente, salvo un par de casitas que tenían encanto.
Lo que sí tiene es una imponente panorámica de Penha d'Águia, un enorme peñasco que hace de frontera natural entre Machico y Santana. Se puede subir a su cumbre por un sendero, pero no tuve tiempo de ir. Una lástima.
Faial, la primera de las freguesías de Santana si seguimos la ruta es una de las más interesantes de la isla: además de unos valles interiores muy bonitos, incluyendo zonas de selva, de tener zonas de cultivo europeas (esto es, con flora procedente del continente europeo traída por los portugueses), numerosas cascadas de gran belleza y un fortín de cuya existencia me enteré demasiado tarde, es donde está el Pico Ruivo, el techo de la isla y el tercer monte más alto de Portugal (tras la Ponta do Pico en Azores y Serra da Estrela en el continente).
De Santana habría que destacar sobre todo sus levadas interiores y sus valles, pura selva virgen, pero de eso nos ocuparemos en otra ruta. Se trata de una zona con un paisaje similar al de Faial y que podremos elegir entre recorrer por la vieja carretera, con vistas impresionantes como la de Penha d'Águia que acompaña el artículo o los acantilados, o bien ir rápidos por los túneles en los tramos de vía rápida que hay.
Pasado Santana subiendo por la vieja carretera (aquí no hay alternativa), nos encontramos con otra impresionante vista sobre la freguesía de Arco de São Jorge (léase São Shorshe). Cuando estuve era a la puesta de sol (que casi no se veía) y con lo nublado que estaba y la lluvia que empezaba a caer no tuve tiempo de hacer más que una foto en condiciones, pero se ve bien lo que es el norte de Madeira: las nubes que vienen del norte chocan contra las montañas del interior y alimentan esa selva capaz de crecer hasta en las pendientes más pronunciadas.
Luego vienen Ponta Delgada, que no pude ver al ser de noche, pero que por la información que tenía no era muy diferente de lo que ya había visto y São Vicente, que es uno de los lugares más importantes desde el punto de vista logístico ya que es de donde parte la carretera que une el norte y sur de la isla atravesando por el interior. De no ser por ella habría que rodear por la costa o bien meterse por unas carreteras de montaña con un desnivel de casi mil metros. Imaginad lo que tenía que ser una urgencia antes de su construcción. Ahora cambias de costa desde aquí a Ribeira Brava en algo más de un cuarto de hora.
De São Vicente destacan sus impresionantes formaciones geológicas y su playa, una de las mejores playas naturales de la isla (lo que tampoco es decir mucho).
A partir de aquí tenemos una carretera con muchos túneles y bastante recta. Un auténtico alivio si te has cansado de las curvas y cuestas que hemos tenido desde Santana. Lo malo es que muchos de los tramos de la vieja carretera han tenido que ser cortados debido a los desprendimientos y han sido sustituidos por túneles.
Y el problema es que a veces eso nos hace casi "perdernos" cosas. Yo vi el cartel para la cascada de "Véu da Noiva" (velo de la novia) casi de casualidad a la salida de un túnel y hasta me confundía de cascada. Si no es por los buses de turistas hubiera seguido camino sin haberla visto. Hubiera sido pecado.
Y un poco más adelante, después de otro túnel está Seixal, ya en Porto Moniz. Un pueblo muy bonito donde se puede ver una piscina de agua salada, de nuevo bonitos paisajes y hasta una ribeira que se ha llevado por delante un par de casas. Es importante saber elegir el momento para venir a la isla porque en época de lluvias hay tramos muy peligrosos por los desprendimientos y los desbordes de las ribeiras.
Un lugar del que no oí hablar mucho durante la preparación del viaje y que me sorprendió por su paisaje y sus vistas fue Ribeira da Janela (léase Ribeira da Shanela). La vi tanto yendo por la costa como bajando desde el Paúl da Serra, en una carretera muy bonita de ver pero que queda fuera de nuestras rutas. Su iglesia es un sitio con unas vistas preciosas del valle y desde Eira da Achada hay un mirador donde se puede ver casi toda la costa norte. En la foto no se aprecia muy bien la altura, pero si os fijáis en esa carretera sólo os diré que tiene el tamaño de una nacional española. Desde aquí parece un sendero.
Y llegamos a Porto Moniz. Algunos tal vez hayáis oído hablar de él y de sus famosas piscinas de agua salada, uno de los atractivos turísticos de las islas. No para mi y visto lo que hay para ver en la isla, pero desde luego resultan curiosas y diferentes y es una gran solución cuando no tienes playas. La costa aquí no te ofrece mucha tregua y lo más parecido a playas son auténticos pedregales. Merecen una visita.
Y desde aquí hacia el final de la ruta ya no habrá posibilidad de acercarse a la costa en coche. Enormes acantilados de varios centenares de metros casi en vertical van a ofrecer un espectáculo sobrecogedor.
Tan sólo algunas pequeñas llanuras litorales (calhaus) a las que sólo se puede acceder a pie tras caminar un par de horas, en barco o mediante unos teleféricos no aptos para quien odie las alturas serán las únicas concesiones de estos tremendos acantilados hasta Ponta do Pargo.
En las fotos os muestro una vista del calhau de Achadas da Cruz, con sus casitas (en las que no vive nadie) y se ven los cables del teleférico. Da un poquito de vértigo, ¿verdad? Me quedé con las ganas de bajar por el teleférico pero estaba un poco mal de tiempo. Por desgracia pensé que los días que estuve iban a ser suficientes para toda la isla y me equivoqué. Lo bueno es que así tengo una excusa para volver a uno de los lugares más bonitos que conozco.
Esta parte de la isla es también la parte más alejada de Funchal en tiempo de viaje, ya que la carretera de la costa es terrible y quizás la mejor opción sea ir por el Paúl da Serra y luego bajar en la zona de Ribeira Brava. Si vais con el tiempo justo tocará tenerlo en cuenta.
Y en Lombada Velha (léase Lombada "Vella") lo dejamos. Es tal vez el mirador más modesto de cuantos vi en el viaje. Un aparcamiento al lado de la iglesia y un sendero que hicieron de cemento hasta una pequeña plataforma con unos hierros y una red como toda protección. Y unas vistas sobre los acantilados que hacen que te merezca la pena el paseo.
En la próxima ruta continuaremos desde la vecina Ponta do Pargo, ya en el concelho de Calheta hasta Machico, cerrando el circuito.
Como veis hay un montonazo de cosas para ver en la parte menos turística de la Isla de Madeira en un recorrido de unos 100 kms (en realidad diría que alguno menos, pero el mapa de Google Maps tiene algunos errores).
El mapa
Rutas relacionadas
- Antes de viajar a Madeira
- Madeira (II): La costa sur
- Madeira (III): el interior
- Madeira (y IV): Levada del Caldeirão Verde y levada del Caldeirão do Inferno
- Azores (I): Preparando el viaje
- Azores (II): Sete Cidades: Un pueblo en el cráter de un volcán activo
- Azores (III): Lagoa do Fogo, una laguna en el cráter de un volcán
- Azores (IV): Porto Formoso y Chá Gorreana, paseando por plantaciones de té
- Piscina de Seixal (Porto Moniz, Madeira)
- O Véu da Noiva (Porto Moniz, Madeira)
- ¡Allá tú! (Seixal, Madeira)
- Praia de São Vicente (Madeira, Portugal)
- Porto Moniz (Madeira, Portugal)
- Piscinas de Porto Moniz (Madeira, Portugal)
- Arco de São Jorge (Santana, Portugal)
- Road to perdition (Caniçal, Madeira)
- Marina da Quinta Grande (Caniçal, Madeira)
- Penha d'Águia (Faial, Madeira)
- Penha D'Aguia (Porto da Cruz, Madeira)
- Camino de São Lourenço (Machico, Madeira)
- Costa Norte (Machico, Madeira)
- Ponta de São Lourenço (Caniçal, Madeira)