Atienza (Guadalajara, Castilla-La Mancha), la villa de los arrieros

domingo, 5 de mayo de 2019

 Nuestro recorrido por tierras de Guadalajara continúa en Atienza. Atienza es uno de esos sitios que te suenan porque da origen a un apellido pero no sabrías situar en un mapa y más adelante resulta que pasas un par de veces por allí en poco tiempo. En mi caso, dos veces en un año exacto.

Atienza destaca cuando te acercas desde lo lejos. Al estar en un cerro que domina una zona relativamente llana su silueta llama poderosamente la atención, sobre todo debido a la torre de su castillo, que se yergue poderosa en uno de los laterales del edificio.

 

Atienza fue próspera durante la Edad Media y la planta de la villa procede de esa época. Como toda ciudad medieval se construía el pueblo dentro de las murallas y el urbanismo no era demasiado ordenado, aprovechando todo el terreno disponible para construir. Consecuencia de esta prosperidad son las casas blasonadas que hay repartidas por la villa, sobre todo en las calles principales.

Las dos plazas principales de la villa tienen soportales. No sé a vosotros, pero a mi siempre me ha gustado este tipo de plazas, tal vez porque en Galicia también son comunes. Las columnas de las de Atienza, sin embargo, me han parecido curiosas porque no son tan fuertes como las que he visto en muchos otros sitios y algunas parecen de inspiración griega.

 

Atienza es antigua. Los romanos ya encontraron a Atienza poblada, habiendo resistido la conquista. Sin embargo, la época de mayor esplendor de la villa fue durante la Baja Edad Media ya que, al igual que Sigüenza, se encontraba en una zona de gran importancia estratégica al ser zona de confluencia entre aragoneses, castellanos y andalusíes. El comercio era próspero en esta zona y en Atienza  

En el siglo XII pasaría a formar parte definitivamente de Castilla, de quien obtendría fuero y fundándose la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza.


La histórica lealtad de la villa a los reyes fue recompensada con varias estancias prolongadas de los mismos, lo que testimonia la importancia e influencia que llegó a tener en aquellos años.

Una de las tradiciones de la villa está relacionada con uno de los reyes. Alfonso VIII llegó al trono a los tres años de edad y tras varios avatares, acabaron en Atienza. Alfonso era perseguido por Fernando II de León, que veía la oportunidad de hacerse con la corona castellana. Sitiada Atienza, el rey pudo huir por un ardid de los arrieros de Atienza, que fingiendo una romería lo sacaron de la villa, a Segovia primero y a Ávila después.


El declive comenzó en el siglo XV, tras una guerra entre el condestable Álvaro de Luna y los Infantes de Aragón. A partir de ese momento Sigüenza tomó su relevo como ciudad más importante de la región. El desplazamiento de las rutas comerciales fue la puntilla para Atienza.

Y tocó fondo durante la Guerra de la Independencia. Siendo cuartel general de El Empecinado, Atienza fue atacada en varias ocasiones por los franceses, que destruyeron parcialmente el castillo, saqueado sus iglesias y provocando un gran incendio que afectó a la mayor parte de la población.


Atienza tuvo un gran patrimonio eclesiástico, contando con catorce iglesias. Actualmente sólo se conservan ocho de ellas, no todas en uso religioso, siendo reconvertidas algunas de ellas en museos (el de arte sacro o el de La Caballada, por ejemplo) y otras en viviendas. Y alguna más está en un estado ruinoso.

El castillo, como dije antes, destaca cuando te acercas a lo lejos. Es una figura inconfundible y permite imaginar lo que un día fue un poderoso recinto amurallado. Parte de las murallas han llegado hasta nuestros días, en un estado de conservación bastante aceptable. Por aquí habría pasado el Cid y de hecho es mencionada en el Cantar de Mío Cid, donde se alaba su fortaleza.

El mapa

Ruta por Guadalajara

0 comments

Publicar un comentario