Juromenha (Alentejo, Portugal): la abandonada centinela del Guadiana

miércoles, 1 de mayo de 2019

 

España y Portugal han sido vecinos desde la Edad Media, cuando el condado de Portugal accedió a la independencia con Afonso I Henríques. Algunos tramos de la frontera original entre ambos países siguen siendo válidos hoy en día, diez siglos después.

Pero esa frontera ha sido escenario de muchas guerras y muchas desconfianzas. Con el tiempo España y Portugal han pasado a ser amigos además de hermanos y algunas de las fortificaciones que se construyeron hoy están abandonadas o reconvertidas en atracción turística. Y algunas, incluso olvidadas.


Juromenha podría ser la más espectacular de estas fortificaciones olvidadas. Igual que el fuerte de Lovelhe, en Vila Nova de Cerveira, se trata de un fuerte moderno, del siglo XVII, aunque en su caso es el heredero de complejos anteriores que se remontan hasta la prehistoria. Aún es posible encontrar elementos de origen romano en sus muros.

El castillo, núcleo del complejo, es de origen musulmán. Formaba parte de las defensas de la Taifa de Badajoz y fue musulmana hasta que Geraldo Sem Pavor (Gerardo Sin Miedo), un aventurero portugués al servicio de Afonso Henríques que era muy activo por estas tierras, consiguió tomar el castillo.


Durante siglos Juromenha, varias veces reformada, fue suficiente para la protección de la frontera. Una de estas reformas fue, paradójicamente, la causa de la caída de la plaza. La reforma en la que se abaluartó el recinto fue encargada a un ingeniero francés que seguía los métodos de Vauban, Nicolas de Langres, que luego vendería los planos a los castellanos. En última instancia Castilla perdió la guerra y Portugal volvió a ser independiente, con lo cual Juromenha volvió a manos portuguesas.

La duradera paz entre España y Portugal fue restando importancia a Juromenha, que entraría en decadencia a partir del siglo XIX. La población civil fue abandonando las murallas e instalándose en el arrabal que se sitúa a las puertas. Juromenha perdió su municipalidad y se convirtió en una freguesía de Alandroal hasta hace unos años, cuando fue extinguida. En los años veinte del siglo pasado los últimos habitantes de la muralla la abandonaron y la moderna Juromenha son un par de hileras de casas de planta baja frente a la entrada principal.


Que una fortaleza esté en ruinas es algo tristemente habitual. Pero que una que ha sido ocupada hasta tiempos recientes se caiga a pedazos es mucho más infrecuente y descorazonador. No hay razón para que tal cosa ocurra. Una vez franqueada el panorama puede ser desolador: dependiendo del momento Juromenha será transitable o una selva de malas hierbas y matorral, o lo mismo de antes pero desbrozado.

Las casas más humildes hace tiempo que desaparecieron, hundidas por los elementos, podrida su madera o canibalizados sus materiales. El saqueo se extendió a los edificios más notables: las iglesias (una de las cuales sirvió para tres bodas reales), el antiguo ayuntamiento, y el resto de edificios civiles o militares han sido concienzudamente expoliados


Presidiendo el conjunto está lo que queda de su castillo medieval. Una solitaria bandera portuguesa ondea en lo alto de la torre del homenaje. Un triste recordatorio de lo que un día fue una de los castillos principales del Reino de Portugal.

La creación del lago Alqueva representa una pequeña esperanza de prosperidad para los habitantes de Juromenha, en su mayoría agricultores. La subida del cauce del Guadiana, impresionante en este tramo, ha permitido la construcción de un par de muelles. La cercanía con Elvas y Badajoz permite soñar con un florecimiento del sector turístico y de la navegación fluvial. El embalse mide desde aquí casi ochenta kilómetros, con multitud de rincones para explorar para quienes se puedan permitir un barco.

 

En la actualidad hay un proyecto para convertir lo que queda de la fortaleza en una pousada, aunque desconozco si a manos de Pousadas de Portugal (la versión lusa de nuestros Paradores) o de una iniciativa privada. Por lo que he leído hay controversia acerca del proyecto y parece estar paralizado. Esperemos que Juromenha sobreviva hasta que el gobierno portugués se decida a efectuar las obras necesarias.

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