Hervás (Cáceres, Extremadura): Una de las mejores juderías de España

domingo, 21 de abril de 2019

 

Cuando hablamos de Extremadura la gente tiende a pensar en esta tierra como en un lugar abandonado, plano y seco y aunque hay áreas de la comunidad que pueden responder a esta descripción no es demasiado cierta. Extremadura es en si misma un gigantesco lugar a descubrir. La aparición de Juego de Tronos ha puesto en el mapa algunos lugares como Los Barruecos o el centro histórico de Cáceres, pero hay mucho más.

Hervás, por ejemplo, es la capital y puerta del Valle de Ambroz, cerca de Candelario, otro pueblo que veremos y que merece la pena ser visitado.



Como pasaba con Pézenas, mucha gente pasa al lado de la villa por la autovía (la A-66 en este caso) y ni se plantea parar. Sólo otro pueblo extremeño al lado de la carretera.

Pero Hervás tiene una historia larga y rica y un casco histórico con bastantes elementos de interés, como la llamada "calle más estrecha de España" (de lo que no estoy seguro) o su judería, que es lo que da fama a la población y una de las mejores de España.


Al igual que Granadilla fue avanzada del Reino de León tras pasar el Sistema Central, esa cordillera que divide en dos la Meseta. Se fundó por templarios allá por el siglo XII dentro del esfuerzo de repoblación para consolidar la Reconquista en esos territorios.

Tras la expulsión de los Templarios en el siglo XIII se construyó un castillo del que no queda nada o casi nada. Los judíos llegarían más tarde, durante el siglo XV, en un asentamiento al lado del río Ambroz que fue el origen de su judería.

 

En un principio Hervás dependía de Béjar y después lo fue de Granadilla, hasta que hasta que Fernando VII reorganizó el país y fue cabeza de su jurisdicción, ya durante el siglo XIX, en 1816. Apenas diecisiete años después Hervás y sus territorios dependientes pasaron a ser parte de Cáceres.

El centro histórico de Hervás fue declarado Conjunto Histórico Artístico a mediados del siglo XX, lo que aseguró su conservación hasta nuestros días. El estado de los edificios es, como suele ser en estos casos, una maravilla y un placer para el visitante. Llama la atención el rebocado en teja que exhiben muchas casas. Otras muchas son de adobe reforzado con vigas de madera, según la costumbre castellana.

 

Su judería sigue el esquema típico de los barrios judíos de España: superficie pequeña donde los judíos vivían casi hacinados y donde las calles eran muy estrechas para poder ganar espacio para la construcción. Estos barrios, además, solían entrar un único acceso para poder confinar a toda la comunidad a capricho de los gobernantes locales. El barrio se encuentra en la zona baja, la más cercana al río Ambroz.

En cuanto a los monumentos cristianos, la iglesia parroquial de Santa María, situada donde estuvo el castillo y donde se conservan algunos vestigios de la muralla y el antiguo convento de los trinitarios llaman la atención. Son edificios bastante grandes teniendo en cuenta la población de la villa. No fueron las únicas propiedades eclesiásticas ya que el ayuntamiento se encuentra en lo que fue la enfermería de un monasterio franciscano del siglo XVII.

 

Estos edificios son testimonio de su prosperidad en tiempos medievales. Esta prosperidad se debía al hecho de ser la última parada en la Vía de la Plata antes de ascender hacia Béjar. Además la Vía de la Plata era la frontera entre los Reinos de León y Castilla en esta zona, lo que la convertía también en ciudad fronteriza.

Hoy en día el principal motor económico de la villa es el turismo, que aprovecha la belleza del Valle de Ambroz y la cercanía al mucho más conocido Valle del Jerte. A este valle se puede acceder a través del puerto de Honduras por la CC-102, que termina cerca de Cabezuela del Valle. Es una vía que tiene muy buenas vistas sobre las sierras y valles de la zona (Tormantos, Béjar y Candelario, Las Hurdes...) y discurre entre bosques de rebollo y castaño, hasta llegar a los primeros huertos de cerezo del Jerte.

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