Siurana, Tarragona (Cataluña)

miércoles, 10 de febrero de 2016

Siurana (Cornudella, Tarragona)
Carretera Cornudella-Siurana


Siurana (Cornudella, Tarragona)
Siurana (Cornudella, Tarragona)


Siurana (Cornudella, Tarragona)
Calles de Siurana


Siurana (Cornudella, Tarragona)
Calles de Siurana


Mirador de Siurana (Cornudella, Tarragona)
Mirador de Siurana


Iglesia de Siurana (Cornudella, Tarragona)
Iglesia de Siurana


Embalse de Siurana (Tarragona, Cataluña)
Embalse de Siurana


Cornudella desde Siurana (Tarragona, Cataluña)
Cornudella desde Siurana


Perdida en las montañas del Priorat, Siurana es uno de los muchos tesoros que encierra el interior de Cataluña. Acostumbrados a que la atención se focalice en Barcelona y en la Costa Brava, para el gran público estos lugares pasan desapercibidos y, a veces, ni siquiera salen en las manidas listas de "pueblos más bonitos de España".

Y es una pena. En el mismo grado en que la costa catalana se ha desvirtuado en el interior se ha mantenido con mimo ejemplar su arquitectura, su urbanismo y su entorno. Visitar estos pueblos fue la razón principal de mi viaje por el noreste peninsular.

Para llegar a Siurana hay que meterse por carreteras bastante secundarias. Yo venía desde Miravet, pueblo que hemos conocido en la ruta anterior, lo que me permitió darme un paseo por esas montañas de la Tarragona "casi" litoral, y ver sus viñedos, tan diferentes de los que tenemos por la zona de las Rías Baixas y de donde salen los vinos de la región.

La carretera en si misma merece la pena disfrutarla, a traves de esas suaves lomas, cada vez más escarpadas a medida que nos internamos a la montaña y con riscos de una caliza rojiza que le dan un aspecto ciertamente espectacular.

Tras Cornudella pasamos por una carretera que va al embalse. No fui por ella, pero visto el aspecto que tenía desde arriba me hubiera gustado acercarme. Visto entre montañas y si hay posibilidad de caminar a sus orillas debe merecer la pena.

Me encanta la carretera de acceso al pueblo, que va serpenteando entre los barrancos hasta llegar a Siurana. Son tan bonitos que a pesar de que se me echaba la noche encima e iba a tener poco tiempo para visitar el lugar me detuve a hacer algunas fotos. Como veis, merece la pena.

Una vez que llegas a Siurana hay un aparcamiento para los visitantes. A partir de lo que fueron las puertas del castillo sólo los residentes pueden aparcar, como en tantos otros pueblos monumentales. El aparcamiento en Siurana es gratuito (o al menos lo era cuando fui), y tiene unas vistas sobre el río que son un auténtico lujo.

Donde estamos ahora es parte de lo que fue el castillo, del que apenas quedan algunos muros y contrafuertes y lo que debió ser el foso y que impide el acceso al recinto principal. Es una pena que esté así, pero muchas de las fortificaciones de la zona del Priorat y el Maestrazgo fueron desmanteladas durante y después de las Guerras Carlistas. No sé si es el caso.

Desde el aparcamiento al pueblo hay un pequeño paseo, de no más de 300 metros (o eso recuerdo) y una vez allí puedes perderte entre sus casas, para maravillarte por el magnífico estado de conservación de las mismas, con un respeto absoluto por su arquitectura tradicional. Una gozada para la vista.

Además, si te subes a lo alto del pueblo encuentras una pequeña plataforma rocosa completamente llana desde la que hay unas vistas magníficas de lo que fue el castillo y del barranco por el que discurre la carretera por la que hemos llegado. En realidad todo el pueblo está sobre una especie de plataforma en lo alto de una elevación, rodeada de altas caídas y que forman parte de la leyenda del Salto de la Reina Mora. Las vistas desde cualquiera de los extremos del pueblo son tremendas: bien al río, bien al pantano, bien a Cornudella y el Montsant detrás de ella o al barranco de acceso. A la puesta de sol, como me tocó a mi, es un espectáculo ver esa luz rojiza bañando esas paredes calizas.

Esta ubicación fue lo que convirtió a Siurana en una de las más inexpugnables de las fortalezas musulmanas en Cataluña y, de hecho, fue parte de las líneas de defensa de las menguantes taifas frente a los pujantes condados cristianos. Tan buenas eran sus defensas que a pesar de su aislamiento fue capital de un valinato y tan sólo cayó cuando todos los terrotorios circundantes fueron conquistados, siendo la última plaza musulmana en caer dentro del actual territorio catalán.

De su conquista procede la Leyenda de la Reina Mora, la cual era la señora del castillo, que según la leyenda sólo cayó por una traición y viéndose en manos de los cristianos y para evitar un destino de esclavitud o ser violada durante el tumulto decidió saltar al vacío a lomos de su caballo blanco, en una caída de varias decenas de metros. En el lugar donde el caballo saltó (o se detuvo para evitar la caída, según la versión) ha quedado una hendidura en la roca que habría sido causada por una de sus herraduras.
 
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