Campo cultivado cerca de Las Tablas
Molino de Molemocho
Pasarela para visitantes
Observatorio
Humedal
Humedal y pasarela
Aunque normalmente en este blog prefiero ir poniendo lugares poco
conocidos a veces apetece escribir algo sobre otros que lo son un poco
más pero a los que tal vez no se les dé la importancia que tienen. Además, tampoco había publicado nunca un destino en Castilla-La Mancha.
La formación de las
tablas se produce por el
desbordamiento de un río al cruzar una llanura, creándose de esa forma
un ecosistema húmedo en una zona seca. Antes había más en la Península,
pero hoy en día tan solo las de
Daimiel subsisten.
Las
Tablas de Daimiel, en la provincia de
Ciudad Real, son tal vez el Parque
Nacional español más machacado y uno de los menos conocidos. Sobre-explotación hídrica, obras hechas sin ningún sentido común como el
embalse del Azuer, sequías y una permisividad excesiva a la hora de
permitir que hectáreas de secano pasasen a regadío casi lograron su
desecación completa.
Además de refugio para un tipo de vegetación muy amenazado, las Tablas son el refugio y lugar de alimento de numerosas aves acuáticas que han establecido como lugar de parada estos humedales durante sus largas migraciones estacionales.
Para evitar la desaparición del humedal el gobierno español inició
un plan de compra de tierras en los alrededores del mismo para hacerse
con los derechos de regadío de esos terrenos y así paliar la sobre-explotación de los recursos hídricos, y se ha forzado una gestión
menos agresiva de los ríos que alimentaban a las Tablas.
Otro gran problema para las Tablas de Daimiel fueron los incendios de las
turbas que ocurrieron a partir de 2009 y que sólo se extinguieron cuando
llovió en cantidad suficiente para anegar el subsuelo. De todas formas,
el estado había aprobado un transvase de agua desde el Tajo como
solución casi desesperada cuando falló todo lo demás.
Afortunadamente, parece que en los últimos años se está
reconduciendo la situación y hasta ha vuelto a brotar agua de los
cercanos Ojos del Guadiana, aunque no se considere (todavía) que es agua
del río. Si los siguientes inviernos son tan lluviosos en la zona como
estos últimos se supone que acabarán rebrotando.
La visita al Parque pasa obligatoriamente por ir al centro de
visitantes, desde el que parten varias rutas, diferenciadas por colores,
que recorren varias de las islas situadas en la confluencia entre el
Guadiana y el Cigüela. Antes de llegar al centro de visitantes hay una
cosilla que ver: el Molino de Molemocho.
Se trata de un enorme molino que aprovecha el agua del
Guadiana, a
la que embalsa, para realizar su trabajo. Nadie sabe exactamente la
historia de este edificio pero, al parecer, ya estaba por aquí en
tiempos de Felipe II el cual, por cierto, fue uno de los primeros
protectores de las Tablas a las que mandó "guardar muy bien". Hoy en día
es un segundo centro de visitantes, pero su horario es bastante más
restringido que el principal. De hecho, no pude acceder al edificio ni a
sus anexos y me tuve que conformar con hacer alguna foto desde la
carretera.
El coche puedes aparcarlo cerca del Centro de Visitantes principal.
Desde aquí puedes empezar varias de las rutas que recorren el Parque y
que están convenientemente señalizadas con códigos de colores y que están
muy bien enlazados.
A pesar de ello y como concesión a los visitantes se han hecho
algunas cosas que no me han gustado, como algunos caminos peatonales
construidos con piedra y tierra, interrumpiendo el flujo de agua, lo que puede llevar a la polderización de algunas áreas hoy inundables.
Otras
rutas, sin embargo, están realizadas utilizando pasarelas de madera,
mucho más respetuosas y que cruzan las charcas permitiendo a las aves
acuáticas desplazarse libremente a un lado y otro de la misma y llevan a
varios observatorios de aves desde los que podemos tener panorámicas
del humedal más cercano, como el que hay en la
Isla del Pan y donde
también se conserva la caseta de uno de los primeros guardias del
parque, que vivía allí con su familia, como sus antepasados antes que
él.
También hay algunos embarcaderos para uso por parte del personal
autorizado, desde donde pueden salir a recorrer las Tablas de Daimiel en
embarcaciones de poco calado.
No está de más recordar que no se
puede alimentar a los animales o alterar el hábitat cortando plantas o
arrojando cosas al agua y que no está permitido salirse de las sendas
marcadas. Hay que respetar el santuario para ayudar a su conservación.
El Mapa
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